Ipoh contra George Town. Street art en Malasia
Salimos a dar una vuelta y las calles están desiertas. No hay nadie. Sólo algunos chinos ni un solo malayo… Es el primer día de Ramadán. Estamos en Ipoh, en Malasia, en un país musulmán y, salvo los negocios de los descendientes de los chinos que hay en la ciudad, todo permanece cerrado hasta la caída del sol.
Street art en Malasia. Sí, has leído bien. ¿Con qué relacionas tú Malasia? Las Torres Pretronas y el Gran Premio de Formula 1 de Kuala Lumpur. O quizás leíste a Emilio Salgari y te vienen a la cabeza las aventuras de Sandokán. Seguro que si conoces o sueñas un poco con el Sudeste Asiático, piensas en su gastronomía. Es normal; la mezcla de malayos del continente, malayos de la isla de Borneo, hindúes y chinos da origen a decenas de platos deliciosos. Algunos típicos de sus respectivos países, otros fusiones de cada cultura. Pero no voy a hablar de comida, por lo menos, no hoy.
Hace cuatro años, en nuestro primer contacto con Asia, estuvimos tanto en Langkawi (que ha cambiado a peor como ya te conté en Workaway no es para todo el mundo) como en George Town (de la que también escribí en el mismo post) y queríamos comprobar si seguía igual, si seguiría fascinándonos, si se comería igual de bien, si sería igual de agradable pasear por sus calles, por Little India, por Chinatown…
George Town, donde todos van
George Town es uno de los destinos más populares en Malasia. Todos vienen a la isla de Penang para quedarse unos días en George Town. Es entendible, además de arquitectura de la época colonial, tiene templos hindúes, templos chinos, mezquitas, iglesias, el templo budista más grande del país. ¿No eres de arquitectura?
Tienes selva y colinas para hacer alguna caminata aunque tendrás que llevar un par de garrafas de 5 litros de agua para hidratarte. ¿Tampoco eres de andar mucho?
Tienes playas, al fin y al cabo, es una isla. ¿Qué más?
Por la mezcla de culturas, su gastronomía es de lo mejor que puedes encontrar por el Sudeste Asiático.
Aunque lo más destacado de la ciudad es el street art. Hay pequeñas pinturas en una columna o rodeando una ventana y grandes murales que ocupan la fachada de una casa. En cualquier hotel conseguirás un mapa detallado con los más destacados pero hay más. Tendrás que perderte un poco por las calles para descubrirlos o, a veces, mirar enfrente de algunos de los destacados para encontrarlos. También se pueden ver muchas esculturas como si fueran viñetas de un cómic hechas en metal; obras de diferentes escultores locales.
Los miles de turistas de todo tipo que acuden a George Town se concentran en tres calles. Chulia, la principal, Muntri, paralela a la anterior y Love Lane, la pequeña calle que las une. Allí se encuentran la mayoría de los alojamientos, restaurantes, cafeterías, bares donde tomarse unas cervezas mientras escuchas música en vivo, salones de “masaaaaage” y los omnipresentes 7eleven. Al atardecer Chulia se llena de puestos de comida donde puedes encontrar especialidades malayas, chinas, sushi o hamburguesas.
Si quieres comida hindú (recomendamos Tandoori chicken) tienes que bajar un par de calles por Chulia y en la esquina con la calle Kapitan Kelling encontrarás el restaurante Kapitan (no han rebuscado mucho para darle nombre), de dos plantas y abierto 24 horas al día. No llegues con mucha hambre porque el servicio es un poco lento pero la espera merecerá la pena.
Ipoh, donde nadie va
Ipoh está a mitad de camino entre dos de los lugares más turísticos de esta parte de Malasia: la isla de Penang donde se encuentra George Town y Cameron Highlands con sus plantaciones de té. Entonces ¿por qué elegimos Ipoh? Primero porque ya sabrás que nos gusta ir contracorriente, donde no va nadie y segundo porque teníamos una cita tan importante como esperada…
Habíamos quedado con nuestros amigos suizos Irene y Dominique de Two on a journey. Los conocimos en Kangding y conectamos enseguida, viajamos juntos durante un tiempo por China, concertamos un reencuentro en Bangkok y, ahora, otro en Malasia. Alquilamos un apartamento con Airbnb pasamos cuatro días poniéndonos al día de las aventuras pasadas y los planes futuros.
Al igual que en George Town hay unos cuantos edificios de la época colonial (la torre del reloj, el ayuntamiento, la estación de trenes…), varios templos budistas para los descendientes chinos y muchas mezquitas (aunque no vimos ninguna que mereciera la pena). En las afueras de la ciudad hay un par de cuevas con pinturas rupestres y varios parques nacionales pero nosotros fuimos vagos y no vimos nada de eso. Pasamos el tiempo hablando, cocinando y bebiendo, celebrando el cumpleaños de Dominique y disfrutando de la piscina.
Lo que si hicimos es salir a cenar a un mercado nocturno y dar un par de paseos por la ciudad. Así descubrimos el street art de Ipoh, calles cubiertas de murales y de objetos reales que complementan las pinturas de la pared. A cada lugar que llegábamos éramos los primeros para hacer la foto, no había que hacer cola o decirle a otros turistas que no se metieran en medio cuando estábamos enfocando con la cámara… éramos los únicos. En los días que pasamos en Ipoh (sí, ya sé que no salimos mucho) no vimos a ningún otro turista blanco.
El street art de Ipoh nos gustó más que el de George Town. No es mejor ni peor, tienen el mismo estado de conservación, de hecho, son bastante similares. Hay pinturas pequeñas y medianas, hay pinturas complementadas con otros objetos, hay murales gigantescos… pero no hay turistas extranjeros, no hay timos (podemos bajar la guardia), saludos y sonrisas allí donde miremos, curiosidad por nosotros allí donde vayamos. Si que es cierto que las pinturas en Ipoh están más concentradas en unas pocas calles y en George Town están más desperdigadas en varias calles lejanas entre sí pero todas dentro del centro donde se concentra el turismo y sólo se necesitan veinte o treinta minutos para ir de una punta a otra de ese centro.
Malasia para todos
Malasia es fantástica. Buena comida, buena gente, naturaleza, mezclas de culturas y el mejor visado del Sudeste Asiático: 90 días y gratis.
Seas el tipo de turista que seas, hables inglés o no, será raro que tengas algún problema viajando por este país. La gente es amable, servicial. Con una sonrisa, un poco de paciencia, una pizca de nuestra comprensión (de su cultura y su forma de hacer las cosas) y el lenguaje corporal no necesitarás ni abrir la boca para conseguir lo que necesites. Si tu lenguaje corporal está bien desarrollado y entrenado podrás mantener conversaciones interesantes o eso me pareció a mí algunas veces.
En la isla de Penang y sobretodo en George Town todo resulta más fácil. Están muy acostumbrados a los turistas y, aunque alguien no hable inglés, conoce todo lo que pueda necesitar un extranjero. Por otro lado, allí serás otro de los miles de blancos que visitan la ciudad. ¿Es interesante? Sí, pero prefiero los lugares como Ipoh donde el turismo no está tan masificado o ni siquiera existe; me parece que su autenticidad es más real ya que no ha sido tocada por el turismo de masas con sus cafeterías, hamburgueserías, pubs y todo lo que conlleva para cubrir las expectativas y las necesidades de los occidentales.
¿Y tú qué prefieres?
- Síguenos a través de Facebook.
- Echa un vistazo a nuestro Instagram. A través de las historias podrás ver donde estamos y que hacemos.
- Suscríbete a nuestro Newsletter y una vez al mes recibirás las novedades de nuestro blog.
Si te gusta lo que hacemos o te ha gustado este post, díselo al mundo: presiona alguno de los botones de abajo y comparte (estaremos muy agradecidos). Apóyanos con algún comentario o un «Me gusta». Significa mucho para nosotros. Muchas gracias.
Víctor
Latest posts by Víctor (see all)
- Cataratas en Islandia - 02/09/2020
- Íslendingabók (el libro de los islandeses) y por qué no me hago la prueba de ADN - 10/08/2020
- Descubriendo Plovdiv - 06/07/2020
Esta entrada tiene 0 comentarios