Cataratas en Islandia
Las cataratas en Islandia se cuentan por cientos. Quizás haya miles de ríos en este pequeño país-isla. Ninguno llega a los 300 kilómetros de largo y pocos superan los 50 kilómetros, pero debido al deshielo al llegar la primavera (más bien el verano) se forman pequeños ríos allá donde mires. Esto unido a lo escarpado de muchas zonas crea cataratas que ni los mismos islandeses conocen. De hecho, la catarata Morsárfoss que es la más alta de Islandia fue descubierta en 2007 y medida cuatro años después.
Conduciendo un poco por el suroeste de Islandia y mirando a nuestro alrededor hemos visto al menos un par de decenas de cataratas a lo lejos, pero hasta ahora solo nos hemos acercado a fotografiar cinco de ellas. Hraunfossar y Barnafoss bastante populares entre los turistas. Fitjarfoss, Láxfoss y Glanni apenas visitadas por el turismo incluso estando tan cerca de la carretera número 1, la principal que circunvala la isla.
Hraunfossar, Barnafoss y Deildartunguhver
Hraunfossar y Barnafoss suelen estar incluidas en la lista de atracciones de cada turista a pesar de estar un poco alejadas de la carretera principal. Si te preguntas por qué, la respuesta es obvia: están a menos de treinta minutos en coche de Deildartunguhver, un manantial de aguas termales que con sus 180 litros por segundo a 98 grados lo convierte en el más caudaloso de Europa y en una gran atracción turística tanto para extranjeros como para los islandeses.
A pocos metros de Deildartunguhver se encuentran los baños termales de Krauma que mezclan el agua del manantial a casi 100 grados con el agua fría procedente del glaciar Ok; nosotros tenemos la suerte de vivir a un par de kilómetros y además nuestros vecinos, una pareja de Republica Checa, trabajan allí y tenemos acceso gratuito cuando ellos están trabajando… no es que nos cuelen, sino que ellos tienen derecho a invitar a sus amigos.
Volviendo a las cataratas. Las Hraunfossar no son como la mayoría de las cataratas de Islandia. No es una gran caída de agua, ni siquiera son muy altas. Las Hraunfossar (fíjate que las nombro en plural) son varias decenas de cascadas a lo largo de cientos de metros en el río Hvita que puedes contemplar desde diferentes miradores.
Barnafoss está en el mismo río Hvita, pero un poco más arriba. Una catarata que cae en un desfiladero que estrecha el camino de toneladas de agua espumosa. Las vistas y el sonido del agua son impresionantes.
A estas dos cataratas se accede desde el mismo aparcamiento, la entrada es gratuita y el camino a pie son unos pocos metros sin ninguna dificultad para nadie.
Fitjarfoss y el baño termal de Krosslaug
La catarata Fitjarfoss está a menos de un par de kilómetros de la cabaña donde pasamos la cuarentena. También la llaman Englandfoss; de hecho, nuestra cabaña se llama England. Si tienes el tiempo suficiente para desviarte de la ruta establecida, este es uno de los lugares que no debes perderte por varias razones. La primera es que la carretera que lleva hasta allí (número 52) ya es en sí una atracción. La segunda es que es más que probable que solo tengas por compañía a los pájaros y algún grupo de ovejas que pastan libres. La tercera es que tendrás la oportunidad de hacer algo típico islandés: tomar un baño termal al aire libre.
A unos cientos de metros de la catarata se encuentra Krosslaug, una pequeña piscina que aprovecha una de las fuentes termales de la región. La entrada a los dos sitios es libre y si te cruzas con alguien será alguno de los pocos residentes del valle.
Si sigues unos 12 kilómetros más llegarás a un mirados que ofrece vistas a las colinas y los glaciares que circundan el paisaje. Desde aquí regresar al Círculo Dorado cerca del Parque Nacional Þingvellir quedan muy cerca.
Si tienes un buen coche con tracción a las cuatro ruedas puedes seguir la carretera F550 para llegar las cataratas Hraunfossar y Barnafoss, mientras admiras el majestuoso glaciar Langjökull y su hermano menor, Þorisjökull.
Mirando hacia el otro lado
El domingo por la mañana no hay ni dios en Krosslaug
Y esta es la vista desde Krosslaug. Al fondo a la derecha, la catarata
El mirador, a 12 km desde la catarata
Láxfoss y Glanni
Estas dos cataratas no son muy visitadas a pesar de estar en la misma carretera número 1; la verdad es que ni siquiera están señalizados los desvíos desde la carretera principal.
Siguiendo la carretera número 1 desde Borgarnes y a menos de treinta kilómetros hay un pequeño desvío a la derecha, sin señalizar que lleva a un pequeño “aparcamiento”. A la derecha de la valla que delimita una propiedad privada hay un camino de tierra que llega hasta unas escaleras de madera que llevan hasta la orilla del río. No bajamos… las vistas de la catarata Láxfoss desde allí arriba nos dejan sin aliento. Nos cruzamos con una pareja de pescadores que emprenden el camino hasta la orilla del río y en pocos minutos los vemos adentrarse en el agua con esa especie de botas pantalón.
Volviendo a la carretera principal mientras observas los paisajes de lava volcánica a la izquierda, ten cuidado de no pasarte el desvío (de nuevo a la derecha y de nuevo sin señalizar) a la catarata de Glanni porque está en menos de tres kilómetros. Aquí hay un gran aparcamiento, incluso una oficina de turismo con souvenirs, pero sigue siendo poco visitado excepto por algunos aficionados a la pesca. Un paseo por un camino de tierra te lleva a un mirador donde disfrutar de las vistas de la ancha caída de aguas turbulentas, aunque no te olvides de mirar hacia el otro lado para ver como esas aguas, antes revueltas, se vuelven mansas para fluir río abajo hasta desaparecer de la vista entre los riscos.
Un poco más allá de la catarata hay un lugar llamado Paradísarlaut. Un pequeño remanso en el río que forma una laguna donde (observando las huellas) algunos valientes se bañan en las frías aguas. No es lo más impresionante comparado con las cataratas, pero es un buen lugar para sentarte un rato en la hierba para descansar, comer y beber algo para reponer fuerzas antes de seguir tu viaje.
El rincón práctico
Todos los lugares sobre los que escribo son gratis y se puede llegar a ellos fácilmente con cualquier coche; no se necesita tracción a las cuatro ruedas ni neumáticos especiales.
Para llegar a ellos tendrás que guiarte con un mapa ya que muchos no están señalizados. Tanto en Google Maps como Maps.me podrás encontrarlos y marcarlos sin problemas.
Tómate tu tiempo y admira el paisaje que atraviesas.
Recuerda que la velocidad máxima permitida en Islandia es de 90 km/h en las carreteras principales y que la mayoría respeta esa norma.
Ten en cuenta que algunas carreteras secundarias son de tierra o de grava y que no podrás (o no te atreverás a) conducir a 90 km/h.
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Víctor
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