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Cada Vez Que Se Acerca La Navidad…

Cada vez que se acerca la Navidad…

Navidad a más de 35 grados. No, no es por el cambio climático, ni por el calentamiento global. Estamos en Perth donde empieza el verano. Pantalón corto, chanclas, gorra para que no se derritan las pocas neuronas que nos quedan, cerveza fría y barbacoas en la playa.

Es mi tercera Navidad fuera de casa, ¿o la décima? Me explico: la primera Navidad que pasé fuera de casa fue en Morro de São Paulo (Brasil) y desde aquel lejano 2008 no he vuelto a pasar una Navidad en mi país de origen. Cuando regresé a Europa después de diez meses de viaje por Sudamérica, no volví a España sino a Polonia.

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En Brasil, antes de llegar a Polonia

Hace un par de años pasamos unas navidades increíbles e imposibles de olvidar en Esmirna donde unos (recién hechos) amigos nos organizaron una fiesta con decoración navideña, regalos y platos típicos turcos.

Todas las demás, incluyendo las del año pasado, las pasé en Polonia. Lejos de mi familia, de mi clima, de mis costumbres pero, a pesar de todo eso, en casa. Con Kasia, la persona a la que más quiero y su familia que es la mía desde hace unos años.

No soy el Grinch… pero no me gusta la Navidad

No me gusta la Navidad. Nunca he sido un apasionado de estas fiestas. Siempre me han parecido un poco falsas. Todos se llevan bien con todos. Todo es sonrisas, abrazos, felicitaciones. Hasta que pasan estas fechas y si te he visto, no me acuerdo. Volvemos a desinteresarnos, a no hablar con todas esas personas a las que sonreíamos y deseábamos unas felices fiestas unos pocos días antes.

Si de verdad una persona te importa; le sonríes, le abrazas y mantienes contacto con ella durante todo el año sin importarte lo que digan los calendarios. Se parece mucho al 1 de noviembre cuando todos van a limpiar las tumbas de sus seres queridos olvidadas desde hace 365 días exactamente.

Estoy seguro de que muchas personas opinan igual; pero qué pasa con el resto, con la gran mayoría a la que, por diferentes motivos, si que les gustan estas fiestas.

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A Kasia, por ejemplo, le gusta la Navidad. No por los regalos, no por motivos religiosos. Simplemente viene de un país muy tradicional; con tradicional quiero decir familiar. Las fiestas de Pascua y Navidad son muy importantes y familiares en Polonia. En España los jóvenes salen de fiesta después de la cena de Nochebuena, en Polonia algo así sería impensable. La Navidad se pasa en familia, comiendo en familia.

Navidad viajando

Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando, Kasia tiene sus momentos de flaqueza. Empieza a añorar estar en casa, echa de menos a su familia y se le hace la boca agua pensando en todos los platos típicos que no podrá probar ni cocinar.

Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando, Kasia planea que nos quedemos en algún lugar donde tengamos acceso a una cocina. Tratar de encontrar los ingredientes necesarios (o similares) para poder elaborar al menos un par de platos tradicionales polacos se convierte en una necesidad. Este año en Perth esa necesidad le ha llevado a hacer su propio queso fresco para poder elaborar “pierogi ruskie”, unas empanadillas rellenas de puré de patata, queso fresco y cebolla.

Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando, Kasia tiene esa sensación de culpa por no estar en casa, con su familia y yo no le doy apoyo ni le animo.

Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando, me pongo de mal humor, me quejo de que Kasia hace demasiada comida, le digo que es la última vez que celebramos estas fiestas fuera de casa, me vuelvo a quejar, y me quejo un poco más aunque sólo un poco. Porque sé que para ella son importantes. Porque sé que para ella son días en los que debería estar con su familia y les echa mucho de menos.

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Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando me digo que intentaré estar de buen humor, que apoyaré y ayudaré a Kasia más que el año anterior pero nunca consigo hacer todo lo que me propongo y me digo a mi mismo que la próxima seré mejor.

Cada vez que se acerca la Navidad y estamos viajando, me siento aliviado de no tener que pasarla en casa con todas las tradiciones polacas, me siento aliviado de no tener que vestir elegante para cenar con la familia a la que vemos a menudo, me siento aliviado de no tener que preparar la casa como si fuéramos a recibir una visita presidencial y me siento mal por sentirme aliviado por esas cosas. Esas cosas que son importantes para Kasia. Esas cosas en las que yo debería apoyar a Kasia porque, al fin y al cabo, Kasia no es sólo mi mujer. Es mi familia, mi casa, mi hogar ya que el único lugar donde quiero estar es a su lado.

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¿Y a ti te gusta la Navidad? ¿Has pasado alguna fuera de casa? ¿Dónde? ¿Cómo lo pasaste?

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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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