Todo tiene un principio…
Todo tiene un principio y el nuestro ha sido desde Polonia.
Hemos estado un poco en silencio pero tenemos nuestros motivos. Al día siguiente de escribir el post sobre que íbamos a echar de menos nos fuimos a una boda en Cracovia y esa misma tarde nuestra bóxer murió. Murió feliz, después de comer, en el jardín, apoyada en el abuelo (mi suegro) y sin sufrir pero nadie se lo esperaba, no tan pronto.
Al final el martes 27 de octubre, con dos días de retraso, empezamos nuestra nueva vida. Tristes por nuestra perra y por lo que dejamos atrás que no sabemos si seguirá allí cuando volvamos; nerviosos y ansiosos por empezar después de más de dos años de preparativos y acojonados porque aún se nos pasa por la cabeza: ¿qué coño estamos haciendo en bici en invierno por Europa?
Desde Zaborów, donde viven mis suegros nos llevaron unos 25 kilómetros, pasada Varsovia, hasta Góra Kalwaria y allí nos despedimos con un abrazo y sin lloros, casi fríamente porque aún no lo creíamos. Mal día para empezar: cero grados y una niebla que solo veíamos entre cinco y diez metros. Al acampar con frío desde por la mañana llegó el ataque de los sentimientos: pena, tristeza, negación… acompañado de mal humor, lloros y abrazos.
Al día siguiente todo cambió, salió el sol y las temperaturas fueron más agradables, tanto que al llegar al bonito pueblo de Kazimierz Dolny decidimos quedarnos con tan solo 30 kilómetros en las piernas.
Durante dos días pedaleamos a través de bosques disfrutando del otoño dorado hasta llegar a Tereszpol-Zaorenda donde nos acogieron por primera vez a través de Warm Showers y nos esperaba comida casera, ducha, una habitación para nosotros y la buena compañía de nuestros anfitriones.
Ahora estamos en Przemyśl aunque hemos llegado en tren ya que en los últimos 30 kilómetros de carretera nacional está prohibido circular en bicicleta y al ser hoy 1 de noviembre hay bastante policía por las carreteras.
Por mucho que digan y a pesar del frío, Polonia es preciosa, tiene rios y bosques preciosos para acampar. La gente es abierta y siempre está dispuesta a ayudar, a ofrecernos una taza de té o café o simplemente agua caliente y estar un rato caliente en las gasolineras.
Mañana cruzaremos nuestra primera frontera hacia Ucrania…
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Víctor
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