Tayikistán: recorriendo Wakhan (3) Zong. En casa de Raim
Lo prometido es deuda. Aquí te voy a traducir lo que escribió Kasia sobre nuestra experiencia en una casa Zong, una pequeña aldea en el Corredor de Wakhan. Traduzco porque varias veces intenté poner por escrito lo que allí vivimos y, al leerlo, nunca me pareció lo suficientemente detallado ni explicativo; a ella le fue mejor transcribir una de nuestras mejores experiencias en estos casi 4 años de viaje… Allá va. Espero que te guste.
Me llamo Raim y vivo aquí, a la vuelta de la esquina. Os invito a un té en mi casa.
Raim tiene 49 años. Vive en una casa típica con su mujer y su hija adolescente. Ambas parecen intimidadas por nuestra repentina presencia pero empiezan a servirnos todo lo que tienen, incluso más. Por el rabillo del ojo vemos a la hija que regresa de la tienda con las bolsas de compras. Nos sentimos incómodos porque podemos ver que la familia de Raim definitivamente no dispone de muchos medios.
Con sentido de culpa, mordisqueamos el pan casero, los huevos fritos y la ensalada de tomate y pepino. Raim nos entretiene conversando. La esposa y una vecina también se unen al almuerzo mientras la hija y una amiga más joven con unos asombrosos ojos color turquesa nos observan a cierta distancia. Hablamos sobre la vida en Zong y los problemas recientes de Raim.
El accidente trágico
Nos justifica el porqué el jardín no está en el estado que debiera y los deterioros visibles de la casa. Todo por un accidente que sufrió hace unos meses:
Aquí es difícil trabajar. Tienes que aceptar lo que aparece. Soy electricista de profesión. Durante años estuve montando teléfonos fijos pero luego aparecieron los teléfonos móviles y ya no hubo trabajo para mí. Conseguí trabajo en la construcción en Khorog. Fue duro porque mi esposa y mis hijos se quedaron aquí, en Zong… pero todos necesitamos dinero. No tuve elección.
Entonces ocurrió el accidente. Raim se cayó del andamio y se golpeó la cabeza con una viga que había en el suelo. Estuvo muy mal durante mucho tiempo, pero lentamente comenzó a ponerse en pie. El problema resultó ser el ojo izquierdo por el que Raim dejó de ver. Es difícil para él percibir la distancia. Tarda un poco en poner azúcar al té, en servirse ensalada en su plato o en cortar un trozo de pan.
El ojo le duele. Lo protege con unas viejas gafas de sol con las patillas pegadas con cinta aislante. Víctor nunca usa gafas de sol y nos sentimos furiosos porque en Khorog junto al resto de nuestro equipaje hay unas gafas de sol nuevas que encontramos en algún lugar.
Aún hay esperanza. El ojo puede curarse y Raim recuperar la vista. El problema es, como siempre, el dinero. La operación es cara y es mejor hacerla en Rusia donde los médicos garantizan el éxito. En Dusambé es más caro y dan menos garantías. Raim irá a Rusia donde su hijo vive, trabaja y envía dinero. ¿Cuándo? Él espera que pronto. Mañana va a Ishkashim a hacerse las fotografías para el pasaporte.
La dura emigración
Y aquí llega otra de las características de la vida en Wakhan: la emigración por motivos económicos, principalmente a Rusia. La falta de trabajo es un gran problema. Los que pueden buscan trabajo en Ishkashim o en Khorog; otros lo intentan en la capital. Sin embargo, la mayoría se va al extranjero. Allí donde tienen una pequeña red de contactos: el hijo del vecino, un primo, un amigo… cualquiera dispuesto a ayudarle a encontrar trabajo y que le deje un lugar en el suelo donde dormir.
El hijo de Raim es uno de los muchos que salieron del país para ganarse el pan. Es joven, solo tiene 22 años y trabaja en una fábrica. Todavía no ha formado su propia familia, envía todo el dinero que puede a sus padres. Si no fuera por él, Raim nunca podría permitirse la cirugía ocular que necesita.
Se estima que el 50% del producto interno bruto de Tayikistán proviene del dinero enviado por los que trabajan en el extranjero. Sin embargo, esta emigración no solo trae ingresos sino también dramas familiares que, a menudo, dejan a mujeres y niños al borde de la pobreza. Los tayikos comienzan nuevas familias en Rusia o no pueden enfrentar una situación difícil. No ganan tanto como esperaban o no pueden encontrar trabajo. La vergüenza es insoportable. No pueden admitir ante su familia en casa que no han cumplido los requisitos. La solución más simple es el divorcio que cada vez es más frecuente hacerlo con una llamada de teléfono o, incluso, a través de un SMS. Te recomiendo un corto documental que describe perfectamente este complicado problema:
Nos rellena en cuenco de té una vez, otra vez… aunque nuestro ruso es bastante básico, la conversación fluye sin problemas. El sol comienza a arder con fuerza y lentamente nos despedimos de Raim y su familia.
Raim nos mira con timidez y dice que dado que pasamos la noche en Zong, podríamos quedarnos en su casa.
Sería un honor para nosotros, agrega.
El honor sería nuestro, pero ya hemos acordado quedarnos en otra casa, donde dejamos nuestras mochilas. Tristes, nos despedimos de Raim y a paso de tortuga volvemos a «nuestra» casa.
Intentando volver…
Atravesamos exuberantes campos verdes y nos dirigimos al río. Vamos debatiendo qué podemos hacer para volver a casa de Raim. Al final decidimos que explicaremos la verdad en “casa” y les daremos 20 TJS (unos 2 euros) por el té y las molestias. Cogeremos nuestras mochilas y volveremos a casa de Raim. Así lo hacemos y a nuestros anfitriones no les molesta. Casi corremos de regreso a casa de Raim. Cuando nos ve en la puerta, la sorpresa y una genuina alegría están pintadas en su rostro.
Comida simple
Raim nos pregunta qué queremos para cenar. Cuando respondemos que lo mismo que él y su familia un gran puño oprime su corazón. Agregamos que no somos muy carnívoros por lo que unas patatas fritas y un poco de pan casero de su mujer será suficiente.
La comida en Wakhan es simple y está limitada a unos pocos ingredientes: arroz, pasta, trigo sarraceno y patatas. La verdura y fruta fresca son una rareza disponible para unos pocos. Los que tienen gallinas, tienen huevos pero la carne llegará a las mesas en invierno cuando haya que sacrificar a algún animal; en Wakhan esto sucede esporádicamente. Las ovejas y las cabras son una fuente de dinero. Es más rentable vender al animal en Ishkashim que comérselo. En los huertos tienen cebollín, a veces tomates. Grosellas, frambuesas, manzanas, peras. La fruta es utilizada para hacer mermeladas y conservas… una rareza para los turistas y los locales. Los mejores productos se destinan a los mercados de Ishkashim y Khorog.
Bania = ducha
Mientras charlamos con Raim nos damos cuenta de que nos hace falta una ducha. Raim nos propone llevarnos a una “bania”. Zong está lleno de manantiales de aguas termales alrededor de las cuales se han construido baños públicos. Hombres y mujeres los usan por separado pero para nosotros el “gerente” hace una excepción. Durante 20 minutos disponemos de una casa de baños solo para nosotros. Raim se enfada porque el “gerente” hace un buen negocio con nosotros. Los locales pagan 1 somoni (9 céntimos de euro) y a nosotros nos cobra 7 somoni (66 céntimos de euro). Calmamos a Raim que está a punto de explotar y entramos.
Sumergirse es maravilloso. La bania es una pequeña piscina de agua caliente que sale de una tubería desde el suelo. Puedes oler los minerales en el ambiente y el agua es de un color verde oscuro. Nos quitamos la arena y el polvo de los últimos dos días y volvemos a casa de Raim como renacidos.
Paseando por Zong
Por la tarde salimos a caminar por el pueblo. Da la impresión de que todos saben que hay dos extranjeros en casa de Raim. Hemos sido fichados. Los locales nos miran, nos saludan amablemente y al hablar entre ellos mencionan el nombre de Raim. Nos cruzamos con unos niños jugando al fútbol y nos piden que les hagamos una sesión fotográfica como si fueran el equipo juvenil. Nos cruzamos con la hija de Raim y su amiga de ojos turquesa. Absorbemos la vida perezosa de una tarde de domingo en Zong.
Y luego nos sentamos a cenar y a hablar. Lamentablemente al principio solo con Raim. Su esposa e hija traen la comida: las mejores patatas fritas que hemos comido, salchicha en finas rodajas (nuestra explicación de que no nos gusta mucho la carne no ayudó), ensalada de tomate y pepino, pan casero y cebollín recién cortado del huerto. Todo delicioso.
Desafortunadamente, ni la esposa ni la hija se sientan a la mesa con nosotros. Vienen cuando hemos terminado y entonces hablamos los cinco.
Los que no están y los que se quedaron
Vemos las fotografías que decoran una de las paredes. Una anciana con largas trenzas, una hermosa joven de cabello oscuro, un soldado muy apuesto y un hombre joven muy parecido al soldado con corbata. Raim nos cuenta lo difícil de su vida en Wakhan:
Esta es mi abuela, la que tiene trenzas. Ella me crio. Mi madre (señala a la hermosa mujer de cabello oscuro) murió cuando yo tenía un año. Ella era doctora. No la conocí. Mi padre también murió cuando yo era un niño. Me quedó mi abuela y mis hermanos. Mis hermanos viven en Dusambé y mi hermana en Juyand, es arquitecta. Lo lograron… se graduaron antes de que estallara la guerra.
La guerra civil en Tayikistán
Es difícil hablar de guerra. Es difícil comprender su principio y su fin. Es difícil entender las razones que la causaron. ¿Quién lucho con quién? ¿Por qué? En Pamir y en Wakhan la guerra dejó una huella permanente sobre sus habitantes y casi nadie quiere hablar de ello. ¿Te sorprende? ¿Quién querría hablar sobre el hambre y la desesperanza? ¿Sobre peleas, muerte y falta de perspectivas? ¿Sobre el cierre de sus fronteras y el aislamiento? ¿Sobre el frío y la falta de absolutamente todo?
Para comprender realmente de qué se trataba la guerra civil, es necesario comprender la división del país en regiones.
Tres países en uno
En términos generales, podemos suponer que el país está dividido en tres regiones. La región donde se encuentra Pamir y Wakhan es la más grande, el Alto Badajshán (GBAO). Sus habitantes son un grupo compacto y separado: hablan su propia lengua (que tiene varias variantes según la región), son ismaelitas y se adaptaron a las difíciles condiciones de vida en el Alto Badajshán. Durante la guerra, los habitantes de GBAO se convirtieron en una gran oposición. La segunda región es la parte sur del país con la ciudad más grande de Kulab, principalmente agrícola y que apoyaba a la URSS. La tercera está al norte del país encabezada por Juyand. Fue aquí donde se ubicó el centro del país cuando Tayikistán pertenecía a URSS. Y estas dos regiones se unieron contra el Alto Badajshán islámico. Y aunque no se trataba de religión sino de poder, la coalición norte-sur se excusó por la guerra de esta manera.
La guerra civil en Tayikistán estalló en 1992 y duró cinco años. Nada anunciaba esos acontecimientos cuando en 1991 el país se preparaba para celebrar sus primeras elecciones libres. Raim tenía 21 años. Los comunistas ganaron y aunque la oposición formada por el Partido Demócrata y el Partido del Renacimiento Islámico obtuvieron más del 30% de los votos, el presidente Nabijew no quiso compartir el poder. Esto dio comienzo a protestas y manifestaciones que se agravaron cada día. Al principio Nabijew ignoró por completo el problema y cuando trató de poner fin a las protestas utilizando la fuerza, ya era demasiado tarde. Las manifestaciones se convirtieron en conflictos abiertos y luchas. Ya se sentía la división del país. La coalición norte-sur contra el Alto Badajshán.
En septiembre de 1992, Nabijew se vio obligado a renunciar al cargo y Emomali Rahmon (natural de Kulab) se convirtió en presidente (sigue siéndolo hasta hoy día). Rahmon rápidamente hizo “orden” con los rebeldes opositores.
Decenas de miles perdieron sus vidas como resultado de las hostilidades y la sangrienta venganza de Rahmon. Sin embargo, la guerra no había terminado. Apoyando a los opositores con todo su corazón, el Alto Badajshán y el distrito de Jarm se encontraban en el blanco de Rahmon. ¿Y qué hizo el presidente? Cerrar, bloquear y aislar dichas áreas.
La guerra en Badajshán
No era posible entrar desde Kirguistán (atravesando el paso de Kyzyl Art) ni desde China ni desde Dusambé. Rahmon cerró completamente Badajshán. Una región que siempre ha dependido de la ayuda externa porque sus tierras estériles no pueden alimentar a sus habitantes.
¿Qué sucedió exactamente en Badajshán y en el distrito de Jarm además de la limpieza étnica realizada por grupos paramilitares comisionados por el gobierno? Raim nos habla de un hambre tan terrible que obligó a vender todo lo que se podía:
Cruzábamos la frontera con Afganistán e intentábamos vender todo lo que teníamos. Bueno ni siquiera vendíamos mucho, mas bien hacíamos intercambios. Un juego de los mejores cuencos de porcelana de mi abuela por unos kilos de harina. Una manta de lana por un saco de patatas. No podíamos regatear, aceptábamos lo que nos daban. El té lo hacíamos con las hojas que encontrábamos fuera. Mi abuela horneaba pan con un poco de harina y añadía serrín molido muy fino… Cualquier cosa con tal de llenar el estómago. Si no fuera por Aga Khan, no te hablaría ahora. Cuando llegó la primera ayuda, estábamos al borde de morir de hambre. No nos quedaba nada para vender o cambiar. Finalmente el gobierno permitió la ayuda de nuestro líder. De repente apareció harina, pasta, frutas y verduras… Si no fuera por Aga Khan, no habría Badajshán.
También hubo una gran migración o más bien la huida de decenas de miles. Quien pudo emigró a Afganistán porque está a tiro de piedra pero muchos se fueron a Rusia. Esta migración continúa hasta nuestros días y, por eso caminando por Wakhan, se ve sobre todo a mujeres y niños. Los hombres con los que hablamos o acaban de volver o están planeando irse. Algunos de ellos también trabajan en Polonia. No hay esperanza para un mañana mejor en Tayikistán y las tendencias de autoritarismo de Rahmon no mejoran la situación.
Cuando llega el día siguiente y la hora de la despedida, tenemos un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Sacamos algunos pequeños regalos que conseguimos en Dusambé y se los damos junto con un sobre con dinero (fue el lugar donde más pagamos en todo Wakhan). Raim nos da las gracias por los regalos pero no quiere aceptar el dinero. Finalmente se lo entregamos a su esposa y les pedimos que lo acepten con todo nuestro agradecimiento de corazón.
Volveremos algún día. Con nuestro propio vehículo lleno de herramientas y materiales. Ayudaremos a Raim a renovar su casa. Por ahora solo les enviamos las fotografías que les hicimos y cruzamos los dedos para que les hayan llegado. En Wakhan no es fácil obtener una dirección… si vas a Zong, pregunta por Raim. ¿Le llegaron las fotografías y la carta de Kasia y Víctor?
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Kasia & Víctor
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