Monasterio de Labrang. Llamando a las puertas de Tíbet
El monasterio de Labrang (བླ་བྲང་བཀྲ་དགོན་པ་) es el más grande en la región tibetana de Amdo y uno de los más grandes de Tíbet. Se encuentra en Xiahe, una ciudad no muy grande de la provincia china de Gansu. Es una zona fronteriza, no muy lejos está la provincia de Qinghai y la Meseta Tibetana. Se mezclan aquí influencias tibetanas, chinas y musulmanas. La ciudad es vendida por las agencias turísticas como el lejano Tíbet. Los turistas chinos y extranjeros vienen aquí para probar el “auténtico y verdadero” Tíbet. Y lo más importante, es relativamente fácil llegar. Estas declaraciones no están tan lejos de la verdad.
¿Dónde está este Tíbet?
Sin embargo, no es el Tíbet lo primero que se ve al llegar a Xiahe. Primero veréis una ciudad construida al estilo chino. Cemento y concreto, desprovista de carácter, llena de nuevos edificios, tiendas, bloques de viviendas y restaurantes. Por las calles circulan taxis pitando y minibuses urbanos. Añaden un poco de color los tibetanos y la minoría musulmana Hui. Justo estas dos etnias y los chinos Han marcan el carácter de Xiahe, fronterizo, multicultural y diverso.
Paseando por la ciudad se pasa de una parte a otra sin problemas. La parte este de la ciudad es la más nueva y está dominada por los chinos Han. Si buscáis un cajero automático o un supermercado, estáis en el lugar indicado de la ciudad. Dirigiéndose hacia el oeste se entra en el pequeño barrio musulmán. Se ven aquí a los chinos Hui y sus mezquitas, así como algunas tiendas pequeñas y restaurantes que sirven todo menos carne de cerdo.
La parte oeste de Xiahe está dominada por el imponente monasterio de Labrang y… tiendas de recuerdos y souvenirs relacionados con el budismo. La parte más pobre de la ciudad es la tibetana. Las tres partes claramente diferenciadas están unidas por la arteria principal, decorada con banderas de China. Bajo ellas pasean monjes con el último modelo de Iphone, nómadas tibetanos con largos abrigos sin mangas y sombreros vaqueros, peregrinos pobres con varias capas de ropa muy usada, turistas chinos con los modelos más caros de chaquetas de Gore-tex y extranjeros tomando fotos de todo lo que les rodea. En el aire se mezclan los olores de los caros perfumes con el de la mantequilla rancia. Por las calles pasean las vacas esquivando Mercedes y BMW.
Monasterio de Labrang, la tarjeta de visita de Xiahe
Esta mezcla cultural es fascinante y sin duda da colorido a Xiahe. Por eso, tanto los peregrinos como los turistas van a Xiahe por un motivo: visitar el monasterio de Labrang.
No es un monasterio cualquiera (si se puede hablar así de un monasterio) incluso comparándolo con los que vimos en la región india de Ladakh es impresionante y, sobre todo, enorme. Con más de 800 hectáreas y grupos de edificios se asemeja más a un pequeño pueblo tibetano que a un monasterio.
En total se encuentran aquí siete escuelas para los monjes, dieciocho (¡!) templos principales y muchos menores, numerosas dependencias y edificios residenciales alojan a más de 700 monjes. El monasterio fue fundado en 1709 y desde entonces se ha ido desarrollando gradualmente hasta convertirse en uno de los seis centros más importantes de la orden Sombrero Amarillo (Gelugpa), una rama importante del budismo tibetano.
El camino de Kora
Kora en el budismo tibetano consiste en dar vueltas en el sentido de las agujas del reloj alrededor de un templo, monasterio, montaña o lugar sagrado al tiempo que se reza y/o giran las ruedas de oración.
El elemento más emblemático del monasterio de Labrang es el pasillo de más de tres kilómetros con 1.174 ruedas de oración que rodea todo el monasterio. Esto es el camino de Kora, es decir, el recorrido que cada día hacen cientos de creyentes budistas repitiendo sus mantras. Durante nuestra estancia una parte de las ruedas de oración estaba en restauración o sea que la Kora que vimos hacer a los tibetanos era un poco más corta. No quiero usar grandes palabras artificiales pero fue una experiencia única. La manera en la que los peregrinos se entregan a la oración causa una gran impresión. Hay una especie de trance en ello, sobre todo cuando en nuestro camino se cruzan los más devotos. Ellos realizan la Kora de una manera especial. Cada pocos pasos se dejan caer al suelo apoyándose en unas “manoplas y rodilleras” especiales de madera; a continuación se levantan, dan unos pasos y se dejan caer de nuevo sobre sus rodillas y andan con las manos hasta acabar completamente tumbados en el suelo para volver a levantarse y repetir todo de nuevo. Hay tanto compromiso, fuerza y mística en todo ello, que es difícil sacar la cámara para hacerles fotos. Superar los más de tres kilómetros de la Kora de ese modo requiere una gran fuerza, no solo espiritual sino también física.
Ayer y hoy
La dinámica ola de cambio en China también ha llegado a Xiahe y al monasterio de Labrang. Hace tiempo leí en un interesante artículo sobre Xiahe que en el 2012 en los comercios de la zona tibetana prevalecían las tiendas de suministros para los nómadas locales que vivían del ganado, y delante del monasterio empezaba a construirse un aparcamiento para coches y autobuses. Hoy, aunque todavía es posible encontrar tiendas destinadas a los habitantes y a los peregrinos (donde se puede comprar sillas para montar decoradas a mano, botas altas, abrigos, cinturones de piel, metros y metros de tela para confeccionar los hábitos de los monjes, todo tipo de ruedas de oración y otros artículos religiosos) dominan las tiendas para turistas. Se amontonan figuritas talladas en madera, bufandas de lana y otros coloridos recuerdos más o menos relacionados con el Tíbet. El número de peregrinos que recorren la Kora no es mucho mayor que el número de turistas que hacen el mismo recorrido con cámaras en las manos. Coches y autobuses ocupan el enorme aparcamiento coronado con un gran centro de información turística. Al lado de los pequeños restaurantes con platos tibetanos, hay bares que sirven hamburguesas, pizzas y pollos asados. Como complemento en la calle Fegqing cerrada al tráfico abundan las cafeterías decoradas al estilo occidental donde no sirven el típico té con mantequilla tibetano sino expreso y latte.
Xiahe fue nuestra primera parada en la ruta tibetana y causó una gran impresión en nosotros. Tal vez lo que más nos sorprendió fue el contraste entre la parte china, desarrollada y próspera de la ciudad y la pobreza visible a simple vista en torno al monasterio de Labrang donde viven los tibetanos. Son dos mundos completamente diferentes. ¿Vale la pena ir a Xiahe y al monasterio de Labrang? Sin lugar a dudas. Si no tienes mucho tiempo, Xiahe es la mejor opción para degustar el Tíbet. También es un buen lugar para aclimatarse a la altitud. Caminar por las colinas de los alrededores no es particularmente agotador y es muy agradable.
El rincón práctico
- A Xiahe es muy fácil llegar desde Lanzhou (concretamente desde la estación de autobuses del sur, Lanzhou Nanzhan). Los autobuses circulan varias veces al día y el trayecto dura unas 3 horas. Si perdéis el autobús, podéis ir en uno de los numerosos autobuses a Linxia que salen cada media hora y desde allí es fácil llegar a Xiahe.
- Hacia el sur, la población de interés más cercana es Langmusi que es la frontera entre Ganzu y Sichuan. En otoño del 2016 los autobuses a Langmusi salían a las 6:00 y a las 14:00 y el trayecto dura unas 4 horas.
- La estación de autobuses de Xiahe está a 1,5 km. de la zona tibetana; es un agradable paseo por la calle principal.
- Las opciones de alojamiento son diversas y adaptadas a todas las carteras. Para los bajos presupuestos recomendamos el Tara Guesthouse, llevado por tibetanos y muy popular entre monjes. Bonito, habitaciones con calefacción y decorado al estilo tibetano. Baños compartidos con vistas al monasterio.
- Con el avituallamiento no hay problema. En frente del monasterio hay restaurantes que sirven tanto platos tibetanos como chinos.
- Es recomendable pasar como mínimo 2 días y, además del monasterio y la Kora, ir también a las colinas que rodean la ciudad.
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Kasia & Víctor
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¡Hola Kasia y Víctor! He llegado a vuestro blog a través del comentario que habéis dejado en el último post de «Viajando por ahí», que por cierto, ¡me ha parecido uno de los comentarios de viajeros más interesantes que he leído desde hace tiempo! Yo también estuve en este monasterio el año pasado, y me encantó. Fui también a Langmusi y a Shangrila, pero la verdad es que mi lugar favorito fue Xiahe y su monasterio. Me transmitieron algo especial, y creo que fue por el diseño del monasterio, ya que vas entrando a él poco a poco, mientras que el de Shangrila es precioso pero no tiene el mismo misterio..
Ah, y yo también estoy algo cansadilla de estar de un lado para otro, ¡así que comparto tu sentir, Kasia!
¡Un saludo!
Isabel, muchas gracias por tu comentario y por tus buenas palabras 🙂 Por cierto, ¡bienvenida!
Sabes, nosotros teníamos un dilema muy grande con esta parte de China. Al estar en Ladakh, la parte budista de India, teníamos unas expectativas muy altas, porque Ladakh nos encantó y es difícil competir con eso. Ladakh tiene casi todo igual que esta parte de China o tal vez más: monasterios espectaculares, unos paisajes que te hacen llorar, gente encantadora y posibilidad de recorrerlo con tu medio de transporte.
De lo que vimos en esta parte de China y sobre todo teniendo en cuenta los monasterios, coincido contigo – fue Labrang el que más nos impactó. No sé si por el tamaño o, como escribes el hecho de que vayas entrando gradualmente. También el Kora fue algo muy mágico.
¿Por cierto, has estado en Ganzi? No toda la prefectura sino el pueblo. Este si que nos gustó mucho. Sobre todo el barrio tibetano con su mercado y con su gente. Dentro de unos días publicaremos un post sobre Ganzi.
Y veo que tenemos mucha lectura por delante en tu blog 🙂
Un saludo.