El distrito Yanaka en el Tokio menos conocido. Un paseo fotográfico
Al llegar a Tokio aún no ha amanecido. Entramos en la estación de Shinjuku, a pesar de que apenas son las cinco de la mañana, ya hay bastante gente en los andenes. Por algo es la estación más transitada del mundo. Encontramos nuestro andén fácilmente y en menos de una hora estamos en Nippori. Café y un bollo de chocolate en la primera tienda que vemos y nos vamos directos al hostal. Apenas son las siete de la mañana y el check-in es a las tres de la tarde. Nos tomamos un par de cafés y nos lanzamos a recorrer el distrito de Yanaka, por el cual elegimos la localización del hostal.
Somos los típicos turistas que pisan tierras niponas por primera vez. Todo a nuestro alrededor nos causa interés. Los tokiotas caminando con prisas al trabajo. Los niños en pantalón corto, a pesar del frío, camino de la escuela. El orden de todo. La falta de papeleras y la limpieza de las calles. Los jóvenes vestidos a la última moda o a alguna moda que desconocemos (imitando a alguna estrella musical o como personajes de videojuegos). Nos sentimos fuera de lugar, ignorantes, viejos, obsoletos.
Descubriendo Yanaka
Poco después de pasar la estación de Nippori nos encontramos el primer templo. Ni siquiera aparecía en el mapa del teléfono. Un gesto de bienvenida de un empleado nos animó a entrar, ansiosos y expectantes, a nuestro primer templo en Japón. Además del pequeño templo, dentro del mismo recinto hay un gran cementerio con algunas tumbas bastante antiguas aunque la mayoría son de los últimos cien años. Pasamos una hora paseando entre las tumbas. Más tarde descubrimos que todo Yanaka está lleno de pequeños templos rodeados de cementerios con centenares de tumbas.
Sé que suena extraño pero nos gustan los cementerios, dicen mucho no solo sobre los ritos funerarios sino también sobre la cultura del lugar. ¿Ponen flores frescas o no? ¿Están limpios y cuidados o no? ¿Otras decoraciones? ¿Otros elementos? En el caso de los cementerios tokiotas: incineran a sus muertos, las lápidas están limpias, muchas tienen flores frescas y restos de velas e incienso recientes y lo más llamativo son los Sotouba, unas largas tablas de madera de metro y medio con inscripciones en japonés y en sánscrito que simbolizan los cinco elementos (tierra, fuego, agua, viento y cielo) que colocan en posición vertical en las ceremonias importantes (a los 100 días de la muerte, y en los aniversarios del año 1, 7 13, 23, 27 y 33). El sonido de las tablas sacudidas por el viento chocando entre si, el aroma de las flores y los cuidados árboles floreciendo creaban una atmósfera tranquila que nos invitaba a pasear lentamente adentrándonos entre las cientos de lápidas.
Después de tanto cementerio, regresamos al lado de los vivos concretamente al Templo de Nezu. Éramos como dos niños con juguetes nuevos cuando aparecieron las primeras Puertas Torii que daban acceso a nuestro primer templo sintoísta. Viniendo de Taiwán y sus templos decorados al máximo, aquí todo parece más sutil, más acorde con el entorno y con el perfectamente cuidado jardín. Tranquilamente disfrutamos de todo lo que nos ofrecía los alrededores del templo hasta que decidimos dar un respiro a nuestras piernas y dirigirnos a un parque para descansar y comer algo.
El Parque Ueno
Sentados en un banco del parque con el sol del mediodía observábamos que el Parque Ueno no es solo un parque donde descansar como hacíamos nosotros. Gente andando, en bici o fotografiando los primeros cerezos en flor de la temporada, madres con carritos de niños, jóvenes parejas cogidas de la mano, abuelos y abuelas haciendo ejercicios y personas paseando solas o con sus perros dotaban al parque de vida allá donde mirábamos.
Si observar la vida cotidiana o los casi 2000 cerezos en flor no va contigo, tienes muchas otras atracciones en el mismo parque. Un parque zoológico (entrada 600 yenes) con pandas que nosotros no visitamos ya que estamos en contra de cualquier atracción relacionada con animales. Si eres como nosotros con los animales, te quedan varios museos. El más reconocido es el Museo Nacional (entrada 620 yenes) pero también está el Museo de Arte Occidental o el Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia.
Por supuesto también quedan algunos pequeños templos ya que el Parque Ueno se construyó en los terrenos que pertenecían al Templo Kanei-ji durante el periodo Edo. Destacan la Pagoda y el Templo Bentendo en el Estanque Shinobazu.
Volviendo sobre nuestros pasos
La parada para descansar nos hizo más mal que bien. Los kilómetros en las piernas y la última noche de autobús con menos de cinco horas de sueño, nos pasaban factura. Poco a poco nos encaminamos de vuelta hacia Nippori y nuestro hostal pasando de nuevo por Yanaka. De camino visitamos el precioso Templo Kanei-ji y el Templo Jomyo-in lleno de miles de estatuas Jizo. Cuenta la leyenda que en 1876 la fe en Jizo del sacerdote Myoun le llevó a construir mil estatuas pero no se quedó ahí, sino que siguió añadiendo estatuas hasta llegar a las ¡¡¡87000 réplicas!!!
Días después regresamos a Yanaka. Queríamos visitar de nuevo un par de templos que nos gustaron mucho y tomar algunas fotografías más. Al igual que la primera vez paseamos por la calle principal (Yanaka Ginza) y las pequeñas calles laterales descubriendo pequeñas tiendas de artesanías, más templos y más cementerios.
Si eres amante de los gatos esta es tu zona. Además de poder acariciar algunos ejemplares por la calle, encontrarás varias tiendas donde comprar miles de decoraciones y recuerdos relacionados con los más pequeños de la familia de los felinos.
Otros barrios de Tokio
Estuvimos solo cinco días en Tokio. La primera noche en un hostal y las otras cuatro en casa de Take. Un chico medio español medio japonés que conocimos en Kaohsiung y nos invitó a quedarnos con él en casa de su abuela en el tranquilo barrio de Hirai (que se parece más a un pequeño pueblo que a un barrio y te recomiendo para ver otra cara de Tokio). Disfrutamos de muchas conversaciones interesantes, le hicimos tantas preguntas sobre Japón que llegaba a parecer un interrogatorio de la Gestapo. Gracias a su hospitalidad y paciencia disfrutamos de Tokio y aprendimos mucho sobre las costumbres y cultura japonesa.
A veces con Take y otras veces solos visitamos las grandes atracciones. El Palacio Imperial, el Templo Senso-ji, el Estadio de Sumo, Akihabara, Shinjuku, el cruce de Shibuya y muchos otros de los que hay miles de posts en cada idioma en la blogosfera. Si eres un lector habitual aquí, ya sabrás que no soy de escribir guías prácticas sobre lugares populares y, precisamente, por eso no voy a escribir otro post más (sobre qué ver, qué hacer, dónde y qué comer, dónde dormir, etc.) que se una a los miles que ya existen sobre Tokio.
- Síguenos a través de Facebook.
- Echa un vistazo a nuestro Instagram. A través de las historias podrás ver donde estamos y que hacemos.
- Suscríbete a nuestro Newsletter y una vez al mes recibirás las novedades de nuestro blog.
Si te gusta lo que hacemos o te ha gustado este post, díselo al mundo: presiona alguno de los botones de abajo y comparte (estaremos muy agradecidos). Apóyanos con algún comentario o un «Me gusta». Significa mucho para nosotros. Muchas gracias.
Víctor
Latest posts by Víctor (see all)
- Cataratas en Islandia - 02/09/2020
- Íslendingabók (el libro de los islandeses) y por qué no me hago la prueba de ADN - 10/08/2020
- Descubriendo Plovdiv - 06/07/2020
Esta entrada tiene 0 comentarios