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¿Qué sabéis sobre Hong Kong?

¿Qué sabéis sobre Hong Kong?

Hong Kong, un nombre que todos conocemos, ya sea por películas, libros  o porque el restaurante chino de la esquina se llama así; pero qué nos viene a la cabeza cuando oímos el exótico nombre de esa ciudad… una ciudad ultramoderna con un gran puerto, rascacielos, millones de chinos y, por supuesto ligado a estos, lo último en electrónica.

Lo que no sabéis (ni nosotros hasta hace muy poco) es que la ciudad de Hong Kong y sus alrededores están surcados por unos cuantos kilómetros de senderos y vías verdes que conducen a parques y playas en los que poder alejarse del ajetreo de la gran metrópoli.

Ante todo, organización

Hemos visto algunos de los aeropuertos más modernos del mundo pero el de Hong Kong se lleva el primer premio: todo está bien indicado pero, por si acaso, tienen personal que su único cometido es señalar en que dirección debes ir; aunque llegaron tres aviones al mismo tiempo no tuvimos que hacer ni siquiera cinco minutos de cola para pasar el control de pasaportes y al llegar a las cintas de equipaje, la espera fue de menos de un minuto. Increíble lo mires por donde lo mires.

Se puede llegar al centro en un cómodo autobús de dos pisos, cruzando puentes de una isla a otra, pasando de colinas verdes a bloques de apartamentos o no; el precio del suelo es tan alto que en un edificio de decenas de plantas puedes encontrar viviendas, oficinas de cualquier empresa, tiendas de cualquier tipo y restaurantes. Esto quiere decir que si no tienes clara la dirección exacta de lo que buscas y no está a pie de calle, nunca lo encontrarás.

Obligaciones en Hong Kong

El primer día fuimos a la agencia que nos tramitaría los visados para China; sabemos que se puede aplicar sin intermediarios pero como queríamos visados de doble entrada y, a veces, ponen problemas decidimos invertir un poco y asegurarnos; ya que de lo contrario nos tocaría pagar bastante más para hacer la segunda entrada desde Mongolia. De la agencia nos fuimos a una de las calles de centros de electrónica para arreglar el Macbook de Kasia y empezar a mirar que nos convenía más para sustituir mi viejo Notebook. Cada dos horas cambiábamos de idea pero el segundo día conseguimos ponernos de acuerdo y compramos una tableta más un teclado auxiliar. El tercer día lo dedicamos al teléfono ya que el viejo (5 años) Smartphone de Kasia ya no daba de sí.

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Para comprar teléfonos o tabletas os recomendamos Sin Tat Plaza también llamado Sincere Podium en Argyle Street cerca de la estación de metro de Mongkok. Para ordenadores es mejor ir a Golden Computer Arcade en la estación de metro Sham Shui Po. Os recomendamos saber exactamente lo que queréis porque, de lo contrario, os volveréis locos (como nos pasó a nosotros) con todas las tiendas y las opciones que encontraréis. Si buscáis tiendas oficiales encontraréis Broadway o Fortress en cada calle pero tienen precios más altos y ofrecen las misma garantía que en resto de tiendas.

Extranjeros en Hong Kong

Además de nosotros, los demás turistas, los chinos de otras regiones y todas las filipinas e indonesias que vienen a trabajar de criadas y/o niñeras; en Hong Kong viven unos cientos de miles de expats europeos, americanos y australianos. Las personas que han decidido vivir en un país distinto al suyo y llegan a Europa son inmigrantes pero cuando nosotros (europeos) hacemos lo mismo, somos expats.

Daphne y Jeremy, nuestros anfitriones de Couchsurfing, son franceses. Hace tres años decidieron mudarse a Hong Kong. Como los dos son ingenieros no les fue complicado encontrar trabajo; ella trabaja para la misma empresa que trabajaba en Paris y él para otra empresa francesa. Nos cuentan que en Hong Kong se vive muy bien y es normal. Es una ciudad hecha para la gente: atención médica gratuita, transporte público barato, actividades deportivas y culturales, playas tropicales y vías verdes a través de colinas y bosques. De hecho la esperanza de vida es de 81,9 años, la segunda más alta del mundo por detrás de Japón. Otro aliciente es que, cuando te canses de Taiwan y Macao, te montas en un avión y estás a un paso de cualquier destino del sudeste asiático. El único inconveniente es que es una ciudad muy cara, especialmente, los precios de las viviendas tanto para comprar como para alquilar (un apartamento de 40 metros cuesta unos 2000 euros al mes).

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Para gustos están los colores o Hong Kong

Si te cansas de ver la jungla de acero y cristal de sus rascacielos, de los parques y de los museos. Aún quedan muchas cosas donde elegir según los gustos de cada uno.

Que te gustan las compras pero no necesitas más electrónica de la que ya tienes, hay miles de tiendas y cientos de centros comerciales; puedes comprar cualquier cosa desde productos de lujo en tiendas exclusivas hasta imitaciones de las más caras marcas de relojes, ropa y complementos.

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Que te gusta comer, hay unos cuantos restaurantes con estrellas Michelin pero si estos se salen de tu presupuesto tienes miles de lugares donde comer cualquier tipo de comida china, desde los típicos dimsums pasando por diferentes noodles y sopas hasta llegar a las patas de pollo o cerdo y las diferentes entrañas en pinchos o en sopas. Cuanto más te alejes de las zonas turísticas más se abaratan los precios, procura entrar donde sólo haya personas locales y prueba suerte con el menú en chino o señala lo que esté comiendo el de al lado.

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Evidentemente tienen muy buen pescado y marisco pero los precios en los restaurantes pueden provocar ataques al corazón, taquicardias e insuficiencias respiratorias. Lo mejor es darte una vuelta por algún mercado local y comprar tu mismo el pescado o el marisco que quieras y cocinarlo si dispones de la “infraestructura” en tu alojamiento.

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Que te gusta la naturaleza, hay muchos senderos (poco exigentes) por toda la isla de Hong Kong. Nosotros hicimos el recorrido llamado la espalda del dragón que nos llevó menos de tres horas con paradas. El comienzo es difícil por el sol que te quema al estar totalmente al descubierto, luego te internas en un pequeño bosque hasta llegar al final del recorrido: Big Wave Beach, una playa de arenas blancas equipada con baños, duchas, vestuarios, fuentes de agua fría y parada de autobús que en menos de una hora te deja en el centro de la ciudad.

Así vimos Hong Kong, una ciudad agradable para vivir, una ciudad en la que te cansas porque no descansa, una ciudad que te invita a salir de casa, a moverte a pesar del calor y de las multitudes que te puedes encontrar en sus calles. Una ciudad que, a cualquiera, le deja con ganas de más y nosotros no fuimos ninguna excepción.


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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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