Saltear al contenido principal
workaway en Malasia

Workaway no es para todo el mundo

Workaway en Malasia y Tailandia. Ya llevamos tres experiencias con el voluntariado y podemos decir que Workaway no es para todo el mundo. Así como lo oyes; bueno más bien como lo lees. ¿Qué pasa? Ah, que no sabes que es Workaway. No pasa nada. Te lo explico un poco. Workaway es una plataforma para realizar voluntariados, es decir, trabajo a cambio de alojamiento y comida. Existen varias plataformas basadas en el mismo tipo de intercambio:

  • WorkawayEs un voluntariado donde puedes trabajar en miles de diferentes proyectos en cualquier lugar, casas particulares, tiendas, escuelas de idiomas, de cocina, de baile, hostales… cualquiera puede apuntarse y buscar voluntarios para llevar a cabo su proyecto. Es la plataforma más popular de voluntariados.
  • HelpX. No, no es porno. Es un voluntariado ayudando en granjas, casas particulares, hostales o barcos
  • Worldpackers. Como en HelpX con el añadido de voluntariados en ONGs, escuelas, proyectos sociales, granjas ecológicas y permacultura
  • Wwoof. Especializada en voluntariados en granjas orgánicas
  • Supongo que algunas más que no conozco

Existen otras plataformas para el llamado housesitting. Ocuparte de la casa y los animales de alguien que está de vacaciones mientras te alojas en la casa por lo que recibes alojamiento gratuito: Trusted HousesittersHouseCarers MindmyhouseDogVacayNomador 

Langkawi, ayudando en un resort

Desde la decepcionante y masificada Koh Lipe en Tailandia cruzamos en ferry a nuestra conocida y maravillosa isla de Langkawi para hacer nuestro primer workaway en Malasia.

Conocida porque hace cuatro años pasamos unos días en ella durante un viaje de tres semanas que fue nuestro primer contacto con Asia.

Ya no tan maravillosa porque la conservadora, (Malasia es mayoritariamente musulmana) pequeña y poco explotada playa se ha convertido en una playa extendida artificialmente llena de jet-ski, escuelas de buceo y snorkel, resorts en primera línea de la playa y la calle principal está llena de tiendas de souvenirs y ropa para turistas.

Cuatro años atrás Kasia se bañaba con pantalón corto y camiseta y ahora hay tiendas especializadas en bikinis. Incluso se pueden ver turistas en tanga o en topless paseando por la playa.

Aunque abrimos la cuenta de Workaway hace más de un año, no habíamos tenido oportunidad de realizar ningún voluntariado por diversos motivos. El Workaway en Malasia era nuestra primera experiencia y estábamos muy ilusionados. Se nos pasó pronto porque el perfil de nuestro host decía muchas cosas que resultaron no ser así.

El alojamiento no era en una habitación con aire acondicionado y con acceso a Internet sino en un dormitorio en un hostal construido con grandes contenedores de esos que transportan los barcos de carga. Durante el día era como un horno (contenedores de metal expuestos al sol del trópico). Afortunadamente el día anterior a nuestra llegada habían instalado ventiladores y por la noche la temperatura interior estaba por debajo de los 35 grados.

Había Wi-Fi, malo pero había. Sólo teníamos que ir a la cocina común en la otra punta del recinto que componen varios bungalows, la casa del dueño y nuestros contenedores/dormitorios.

Estando allí vinieron algunos posibles clientes y se fueron en busca de algo mejor ya que el dueño anuncia su alojamiento en varias plataformas virtuales como habitaciones y dormitorios con aire acondicionado y Wi-Fi y no tiene ni lo uno ni lo otro. Está empezando su negocio y ya tiene malas opiniones en Internet.

El dueño, un sudafricano déspota y prepotente que tiene respuesta para todo, siempre queriendo demostrar que él es mejor y que sabe de todo. Los voluntarios más jóvenes eran los preferidos para sus demostraciones y a mí normalmente me ignoraba. Hasta que un día mientras trabajábamos empezó a increparle a un voluntario alemán de 19 añitos que las navajas suizas no valen para nada y que había tirado el dinero que le costó a la basura. No aguanté más y no me callé. Era mi turno de ser prepotente y le expliqué amablemente que la navaja que el alemán tenía en las manos era mía, que no era suiza sino española, que si que valen para mucho porque la tengo más de 20 años y que cuando sus antepasados aún vivían en Europa y ni siquiera se habían planteado emigrar, en España se fabricaban algunos de los mejores aceros del mundo. Sin decir ni una palabra se dio la vuelta y se fue. No volvió a dirigirme la palabra durante la semana que aún nos quedaba de voluntariado allí.

George Town, ayudando en cursos de cocina

Desde la isla Langkawi nos fuimos a la isla de Penang pero esta vez por tierra. La ciudad más importante (y turística) es George Town y, al igual que hace cuatro años, ese era nuestro destino. Ya sé que he dicho mil veces que no nos gustan mucho los lugares turísticos pero con George Town me permito hacer una excepción. Nunca me canso de pasear por las calles de Chinatown o Little India. A pesar de ser uno más de los miles de turistas que hacen lo mismo. Hay calles, edificios antiguos y street art para todos los gustos. Sin hablar de su increíble gastronomía.   

La idea de nuestro segundo workaway en Malasia era pasarse un par de semanas ayudando en unas clases de cocina por las mañanas y tener las tardes libres para visitar no sólo George Town sino toda la isla.

Al llegar a la casa donde está la escuela de cocina y la habitación que tendríamos los próximos días empecé a sospechar que no iba a ser una buena experiencia. Estábamos casi a 40 grados y excepto la zona de la cocina donde hacen los cursos, la estancia no se había limpiado en varios meses. Pensé que tenía arreglo. Limpié todo lo que pude de nuestra habitación arriesgándome a una deshidratación grave por los litros de sudor que me salían por zonas de las que no sabía que se podía sudar pero… el colchón.

El colchón era una obra de arte abstracto. Marcado con cientos o miles de siluetas y manchas de diversas tonalidades de amarillos y marrones producidas por el sudor (eso quiero creer) de todas las personas que han dormido en ese horno al que llaman habitación. Nada más a parte de la cama y algunos taburetes que no caben en la cocina y los metieron ahí, ni un solo mueble.

A las once de la noche la dueña nos mandó un mensaje para decirnos que no había curso pero que ella vendría a trabajar en algunas recetas para el libro de cocina que está preparando. Llegó puntual, a las siete de la mañana. Nos fuimos de compras al mercado y nos pusimos a trabajar. Es decir fregar y recoger todo lo que va dejando a su paso; creo que un huracán causaría menos desorden que ella. Me pareció poco organizada y bastante perdida teniendo en cuenta que estaba en su propia cocina pero el resultado fue muy bueno. Pensé que durante los cursos de cocina sería más limpia y estaría más preparada para las recetas que iba a cocinar. Me equivoqué.

Al día siguiente, después de avisarnos más o menos a la misma hora que el otro día, hubo clase de cocina. Una joven pareja de franceses y una mujer neozelandesa. Fue un caos total. No había recetas, los clientes se pasaron la mitad de la clase picando y machacando ajos y cebolla para preparar platos que ignoraban. Mientras tanto la dueña iba preparando otras cosas en los fuegos. Nosotros, que deberíamos ayudar, estábamos cruzados de brazos o colocando o limpiando lo que el huracán movía a su paso. Un par de veces incluso le quitó el cuchillo al cliente más cercano porque ella lo necesitaba para luego dejarlo por cualquier sitio.

Al terminar ese “simulacro” de clase de cocina no se habían hecho ni la mitad de los platos que tenía pensados (más bien improvisados esa misma mañana). Nadie había hecho un plato completo, una persona había picado la cebolla, otra había cortado las guindillas, la dueña había cocinado alguna verdura con diferentes salsas sin explicar nada a nadie y otra había cortado y cocinado tofu.

Los clientes al despedirse con una amplia sonrisa decían que la clase había sido genial y que habían aprendido muchísimo… Si yo hubiera sido uno de ellos no me hubiera ido de allí sin que me devolvieran el importe exacto de esa farsa a la que llaman curso de cocina.

Sorprendentemente está considerada una de las mejores escuelas de cocina de Malasia y no puedo dejar de pensar en cómo serán las demás si esta es de las mejores.

Al día siguiente decidimos irnos de allí poniendo como excusa que venían unos amigos porque no quisimos decirle que las condiciones del alojamiento son pésimas y que no queríamos formar parte de sus clases de cocina porque nos parecen una estafa.

Koh Phayam, cuidando de 21 perros

Ya habíamos estado en Koh Phayam. Una pequeña isla de la costa oeste de Tailandia. Sin coches, sin turismo masivo, sin supermercados 7eleven. Sólo playas, millones de insectos y cientos de perros callejeros o, mejor dicho, playeros. Nos pareció buena idea volver ahora que es la temporada de lluvias y ayudar a una mujer que se ha instalado allí y se dedica a rescatar, ayudar, curar y alimentar a algunos de los perros abandonados a su suerte en este paraíso tropical.

Si quieres saber más sobre nuestra estancia allí, pincha aquí.

La dueña vino al embarcadero a recibirnos y en dos scooters nos fuimos a su casa. En mitad de la isla hay que desviarse por un sendero que conduce a un bosque de árboles de caucho donde se deja la scooter y se sube a pie por un zigzagueante camino destrozado por las lluvias hasta lo alto de una colina donde se encuentra la casa. Aislada de la poca gente que vive en la aislada isla durante la época de lluvias en la que no hay ningún turista y muchos de sus habitantes se marchan al continente para no sentirse más aislados. En su día pensamos que era perfecto, estaríamos solos y rodeados de perros.

Durante el día me resigné a estar sudando pero desde la primera noche empezaron mis problemas. Me era imposible dormir con ese calor y cuando lo conseguía me despertaba debido al sudor que me empapaba completamente. Ese calor húmedo que me hacía estar pegajoso durante todo el día se unía al spray anti mosquitos al atardecer sino quería ser devorado por mosquitos y varios tipos de insectos muy interesados en mi sangre.

Desde el momento de nuestra llegada vi la separación que había entre los perros, diez arriba en casa, una sola en el piso de abajo y otros diez fuera de casa. Pensé que era algo temporal; durante la noche o cuando llovía estarían todos dentro repartidos en las dos plantas de la casa. Una vez más, me equivoqué.

La dueña, una de las mujeres más despistadas y caóticas que he visto en mi vida, tenía una clara predilección por cuatro de los perros de arriba, a los demás los toleraba. Los de abajo no disponían de nada. Ni camas, ni juguetes, ni caricias. Son como perros callejeros pero «bien» alimentados.

La segregación que había entre los perros podía conmigo. Mientras los de abajo no podían tener una simple manta para tumbarse en una de las tres casetas de perro que hay; los de arriba tenían telas, mantas y cojines repartidos por la casa para su comodidad durante el día. Por la noche los favoritos y alguno más dormían en la cama con la dueña. A la hora de comer se repetía esa segregación. Los favoritos recibían arroz y pienso bueno aderezado con una lata de sardinas en tomate servido en cuencos de cerámica. Un par de afortunados arroz con pienso bueno en cacharros de plástico y el resto arroz con pienso normal en cacharros de plástico. Lo único extra que recibían algunos de los perros de abajo era una ducha (¿?) para volver a dejarlos fuera sobre la tierra y el barro.

El trabajo consistía en alimentar a los perros (nosotros los tratábamos a todos por igual), decoración, construcción o cualquier idea que tuviera pero el problema llegó cuando nada de lo que propuse le gustaba a la dueña que cambiaba de idea cada diez minutos. A veces me pedía algo durante un descanso y cuando retomaba el trabajo había cambiado de idea. Era imposible trabajar así. Estaba empeñada en que tiene un montón de materiales para utilizar aunque le expliqué varias veces que son sólo restos de madera y andamios llenos de clavos oxidados de cuando construyeron la casa y, además, la mayoría está podrida por estar un año tirada en el suelo expuesta al sol y las lluvias.

No te desanimes

No pienses mal sobre Workaway ni sobre los voluntariados. Aquí te cuento como han sido nuestras experiencias de Workaway en Malasia y Tailandia que desgraciadamente no han sido tan buenas como hubiéramos deseado.

Hemos tenido la mala suerte de encontrarnos con personas desorganizadas, sin un proyecto concreto o sin ideas de como desarrollar su negocio. En nuestras tres experiencias éramos nosotros los que teníamos que buscar algo que hacer porque nadie nos decía nada. Así acabé recogiendo las cagadas de las vacas en Langkawi, afilando cuchillos en George Town o amontonando toda la madera que podría servir para algo en Koh Phayam.

Interesado en cómo hacemos nuestros voluntariados sin usar Workaway, pincha aquí.

Hoy en día mucha gente escribe solo sobre lo bueno y lo bonito de viajar, de los anfitriones, de los voluntariados, de los cursos de cocina, de todo. No olvides que hacer un voluntariado es como un trabajo y no todos los jefes son buenos, organizados y coherentes. Seguramente ningún jefe lo es.

Estoy seguro que no siempre es como nuestra experiencia. Se por boca de amigos (me fío de ellos) que existen buenos voluntariados en los que aportas algo, en los que aprendes algo, en los que hay una meta y un plan para conseguirla organizando y repartiendo las tareas.

Por nuestra parte seguiremos insistiendo. Quizás no ahora pero en algún tiempo volveremos al voluntariado con la esperanza de encontrar uno de esos tan buenos de los que he oido hablar.

¿Y tú? ¿Has hecho algún voluntariado? ¿Cómo fue tu experiencia? Cuéntalo.

¡Estemos en contacto!

  • Síguenos a través de Facebook.
  • Echa un vistazo a nuestro Instagram. A través de las historias podrás ver donde estamos y que hacemos.
  • Suscríbete a nuestro Newsletter y una vez al mes recibirás las novedades de nuestro blog.

Si te gusta lo que hacemos o te ha gustado este post, díselo al mundo: presiona alguno de los botones de abajo y comparte (estaremos muy agradecidos). Apóyanos con algún comentario o un «Me gusta». Significa mucho para nosotros. Muchas gracias. 

The following two tabs change content below.

Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

Esta entrada tiene 16 comentarios

  1. Soy una viajera mas, quiero iniciar mi viaje por toda colombia y esta plataforma me causa gran interes, quisiera saber como puedo encontrar informacion sobre la legalidad y seguridad de su contenido y usuarios, gracias

    1. Hola Kissy. Gracias por compartir tus dudas. Desgraciadamente no puedo resolverlas al 100%

      Ambos lados tienen que pagar. Tanto para anunciar un proyecto en busca de gente que te ayude como para ponerte en contacto para ayudar en un proyecto, hay que registrarse y pagar una cuota anual (no sé a cuanto asciende ahora pero puedes mirarlo en la página web de workaway).
      No hay ningún control por su parte. Solo puedes leer opiniones de personas que hayan estado antes en ese proyecto y confiar en tu intuición. Piensa que no es un contrato formal. Si no te gusta o no es lo que anunciaban, no tienea más que irte y si consideras que es un abuso (además de escribir tu opinión) siempre puedes denunciarlo explicándolo muy bien en la web de workaway.

      El mundo está lleno de gente buena, solo tienes que dejarte llevar para encontrarte con ellos y si por casulidad te encuantras con mala gente: da media vuelta y sigue avanzando.???

      Suerte y buen viaje.

      Un saludo desde Bali.

  2. Hola Víctor y Kasia,
    Gracias por compartir vuestras opiniones así como impresiones de los lugares dónde vais visitando, resulta de gran ayuda para quienes estamos empezando a hacer nuestros pinitos en esto de viajar de forma alternativa. Hace poco realicé un voluntariado en una casa donativo del camino de Santiago en Asturias, se llama «la casita mandala» y quedé realmente encantado por la experiencia, tanto que me estoy planteando recorrer el camino y contar mi vivencia. Continuad así y seguid experimentando, un abrazo cordial y os sigo la pista :).

    1. Hola Juan.
      Bienvenido y gracias por comentar.
      Me alegro de que te fuera bien tu voluntariado y de que lo compartas aquí (no todo van a ser malas experiencias).
      Es extraño que sin haber hecho el Camino te hayas hecho voluntario en un albergue del Camino pero me alegro de que tu experiencia haya sido buena y de que te platees hacer el Camino.
      Yo hice el francés, el del norte, a Finisterre y algunos tramos desde mi Alicante natal. Es muy buena experiencia para conocer a diferentes personas que sin importar raza, edad o religión comparten un objetivo que no tiene que ser llegar a Santiago sino simplemente andar un día tras otro.
      Anímate a recorrer alguna de las rutas pero lleva cuidado no te vicies. Conocí gente que llevaba el Camino hecho más de 20 veces o que lo hacía de ida y de vuelta.
      Viajar andando engancha. Vas al ritmo adecuado para disfrutar de la naturaleza, de entablar conversación con las personas que se crucen en tu camino y dispones de mucho tiempo para pensar sobre todo lo que estás viviendo.

      Espero leer más de ti por aquí.
      Un saludo desde Perth.

  3. Gracias por el Post , voy a contar un poco de mis experiencias en voluntariados, hasta el momento solo eh hecho 5, y solo el primero fue bueno, en nueva zelanda, una pareja muy amable que tenia muy claro las horas q trabajabamos,y el tipo de trabajo, nos preparaba buena comida y eran excelentes alfitriones ademas de interesarse por la persona, el resto dos en Nueva Zelanda, uno en japon y otro en España han terminado con una repentina ida de sus casas, mas que nada porque al estar en casa de otra persona estas vulnerable, y yo soy suceptible a la mala onda o malos tratos, normalmente me ha pasado eso que cuentan, condiciones no muy claras, tenes el q sabe q quiere q hagas y t piden q hagas de mas y el q no tiene idea pero t reprocha si no lo haces, en mi opinion estos voluntariados no sirven mas q para un par de semanas, los buenos voluntariados son gente q les importa tu persona y se interesan x tus viajes y buscan otro intercambio ademas de tus horas de trabajo, pero suele ser los menos lamentablemente. Como experiencia no esta mal pero hay q saber q a veces lo mas problable es q de un momentos para otro te tengas q ir y hay q tener plan b.
    Gracias por contarnos sus Experiencias! Muy Buen Blog

    1. Hola Carolina. Gracias por leernos y bienvenida a nuestro blog.
      No sabes como me alegro de que no seamos los únicos a los que nos pasan estas cosas. Como escribí en el post nada es tan bonito como lo cuentan y algunas experiencias pueden llegar a ser muy malas.
      Vivir viajando solo o en pareja, no son unas vacaciones permanentes. Es una vida normal con lo bueno y lo malo. Peleas, decepciones con otras personas o lugares, buenos y malos momentos. Todo bastante alejado de lo maravilloso, fantástico y paradisíaco que muchos cuentan por ahí. El mundo de los viajes y el voluntariado está muy idealizado y cuando lo vives en primera persona puede llegar a ser un gran shock.
      Afortunadamente no siempre es así. Tenemos amigos de fiar que han tenido muy buenas experiencias con voluntariados y con Workaway en Europa. Esperamos tener esas buenas experiencias la próxima vez que nos involucremos en algún proyecto ajeno.
      No te rindas. Sigue probando. Las malas experiencias aunque malas, también son experiencias y nos enseñan algo. Gracias a ellas seremos más prudentes o selectivos a la hora de elegir otros voluntariados.
      Un saludo desde Perth.

    2. Muy de acuerdo contigo Carolina.

      Yo hice uno en Inglaterra y no fue demasido bien, como dices, tuve que volverma a mi casa.

      Eran una pareja de ingleses bastante extraños. Él no era del todo malo, y al final se portó medio bien conmigo, pero era muy interesado. La que era una auténtica arpía era su mujer, una idiota consentida y caprichosa que trataba a su marido como basura y a la que tuve que parar los pies cuando intentó hacer lo mismo conmigo. Además, eran sucios hasta decir basta y ella siempre intentaba aprovecharse y sacarme más tareas de las convenidas, a lo que yo casi siempre me negaba porque yo estaba allí para otras cosas.

      Además, tenían problemas con los vecinos, e incluso a veces casi no había para comer en la casa. El hombre tenía tres trabajos para financiar los caprichos de su mujer, que se embarcaba siempre en negocios costosos y de escaso futuro. Querían incluso meterme a vivir en un piso que tenían alquilado, con un ex presidiario XD

      Una y no más, a partir de ahora, si voy a otro país, es con un contrato y un sueldo por delante. Además como dices, al estar en otro país, sin un sueldo y solo, aguantas cosas que no aguantarías aquí, y eso lo saben y se aprovechan.

      Por supuesto, siempre hay que llevar dinero extra para una noche de hotel y un vuelo, por lo que pueda pasar.

      1. Hola Fran, bienvenido.
        Entiendo que lo hayas pasado mal pero te aconsejo que no seas tan determinante con lo de “una y no más”. Como le dije a Carolina conozco muchos casos en los que han tenido muy buenas experiencias haciendo voluntariados con diversas plataformas.
        Piensa también que si vas a otro país con un trabajo y un sueldo, eso no quiere decir que no vayan a aprovecharse de ti. Al fin y al cabo estarás en la misma situación que con un voluntariado. Vale sí, tendrás un contrato pero… ¿para qué sirve un contrato hoy en día? Si quieren hacerte la vida imposible, lo harán y si quieren echarte, lo harán avisándote dentro del plazo estipulado en el contrato pero lo harán.
        Date un par de oportunidades. A la tercera va la vencida (no, en nuestro caso). Infórmate bien e intenta buscar opiniones de los anteriores voluntarios y arriésgate. El “no” ya lo tienes. Si algo va mal, te vas pero… ¿y si todo va bien? ¿Y si estás tan bien que decides quedarte más tiempo del previsto? Nunca lo sabrás si no lo intentas.

        Mucha suerte para el futuro.
        Un saludo desde Perth.

  4. Hola, acabo de leer vuestro post y me ha parecido muy sincero y realista. He dado con vuestro blog porque estoy pensando en hacer un workaway en alguna parte del mundo y al buscar opiniones, habéis salido vosotros en los primeros puestos de Google , después de filtrar la búsqueda por último año 😉
    A parte de agradeceros vuestra sinceridad en cuanto a las opiniones, quería preguntaros si en este tipo de trabajos hay gente mayor o son todos jovenzuelos. Siempre he querido viajar, pero siempre lo he pospuesto por estudiar, trabajar o lo que fuera, y cada minuto que pasa me arrepiento cada vez más de no haberlo hecho antes, y por ello he pensado empezar ahora a mis avanzados 28 años…

    1. Hola Laura. Gracias por tus palabras.
      Como podrás ver, si lees otros posts en nuestra página, nos gusta ser sinceros. No cada sitio es maravilloso, no todo el mundo que se cruza en tu camino es buena persona y no todo el mundo está dispuesto a ayudarte. Los últimos años hay una tendencia a escribir solo lo bueno y lo positivo para conseguir más y más “likes” y/o seguidores pero nosotros preferimos contar la verdad aunque sea una mala experiencia.
      Por lo que pudimos ver por el Sudeste Asiático los mochileros suelen estar más cerca de los 20 que de los treinta pero en lo que se refiere al Workaway supongo que hay de todo. Conocemos gente más cerca de los 40 que lo hace. Sin ir más lejos, yo mismo tengo 40 años.
      Con tus avanzados 28 años te encontrarás con mucha gente de tu edad. Yo conocí a Kasia en un viaje largo por Sudamérica que emprendí con 30 años (pero sin crisis). Nunca es tarde ni para viajar ni para empezar a hacerlo. Tenemos amigos más viajeros que nosotros que rondan o sobrepasan los 60.

      Cuéntanos que viaje tienes pensado.

      Un saludo desde Perth.

    2. Hola Laura,

      No sé si te habrás ido ya de viaje o no pero por lo que pueda valer, ahí va mi opinión sobre workaway:

      Mi mujer y yo llevamos viajando por el mundo desde enero 2018, y terminaremos en enero de 2019. Hemos estado haciendo workaway (y algo de turismo también claro!) en Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Canadá, Japón y ahora en Australia. Nos queda Nueva Zelanda y Tanzania. Llevamos 12 o 13 proyectos (no llevo la cuenta!)

      Diría que nuestra experiencia ha sido 85% buena (increíble vaya) y 15% no tan buena. Mala de verdad sólo una, que en cuanto llegamos y vimos el panorama, con las mismas nos dimos la vuelta y nos fuimos. Las no tan buenas simplemente nos íbamos antes (1 semana, 2 como mucho) pero nunca con malos rollos la verdad, es verdad que tenemos 40 años y en sitios donde voluntarios más jóvenes perdían los papeles pq les tomaban el pelo o se les subían a la chepa, pues nosotros hemos sabido lidiar con calma y poner límites antes de que fuera un problema. Es verdad que hay gente por ahí que se intenta aprovechar, como en todas partes, pero no hay nada como la experiencia de vivir con gente local y trabajando en proyectos increíbles (nota: no hemos trabajado en hostales ni en proyectos claramente comerciales, donde me imagino que se aprovechan más. Nos interesan trabajos en granjas orgánicas, bio-construcción, animales, trabajo social y cosas así)

      Las experiencias buenas para nosotros han sido inolvidables. Hemos llegado como desconocidos y nos hemos ido como familia, llorando como auténticas magdalenas y con todos ellos seguimos en contacto, esperamos que por muchos años. La gran mayoría de los sitios nos han abierto sus puertas y nos han ofrecido lo que tenían, eran gente no sólo honrada sino muy trabajadora y esforzándose por sacar adelante proyectos cuyo objetivo básico es hacer un mundo mejor. En estos casos hemos trabajado más horas, pero porque hemos querido nosotros, y generalmente eran ellos los que nos andaban persiguiendo para que nos fueramos a descansar. Vaya, que no dejaría de recomendarlo a cualquiera, una experiencia única.

      No sé, viendo lo que otra gente comenta es posible que hayamos tenido suerte, pero en cualquier caso aquí van algunas cosas que hacemos para intentar evitar sorpresas:
      -Si parece un negocio donde hacen dinero, probablemente lo sea y el dinero y el voluntariado no suelen llevarse bien.
      -Leed y releed el perfil y ved si os da buen rollo o no. La intuición suele ser buena guía.
      -Mirad bien los comentarios que tienen pero no os fiéis del todo, mucha gente deja buenos comentarios por miedo a que les pongan malos a ellos. Sabiendo esto: si dejan comentarios a alguien pero no reciben comentario de vuelta, desconfiad. Lo mejor en esos casos es escribir a los workawayers y preguntarles directamente por qué no dejaron comentario. En cualquier caso es bueno escribir a algún workawayer que haya puesto alguna cosa que no le convenciera, para que os envíen su opinión de forma directa y privada.
      -Recordad que aquí no hay contratos ni nada, esto es un tema de confianza. Si un sitio no es lo que decía que iba a ser, tenéis que estar dispuestos a daros la vuelta e iros (aunque sea en uno o dos días) ¡pero que nunca os pillen sin plan B!! Nosotros confiamos bastante la verdad y nunca hacemos plan B, pero es verdad que no tenemos problemas en cambiar de planes en el momento, coger un bus o tren y largarnos a un B&B unas noches hasta conseguir otro sitio.

      ¡Espero que ayude!

      Saludos a todos, E

      1. Gracias Enrique por explicar a Laura tu experiencia. Como bien has escrito, no siempre todo es un camino de rosas y es bueno tener un plan B.
        Esperamos que todo os vaya bien a tu mujer y a ti.
        Buen viaje y buenas experiencias.

  5. Gracias por el artículo. Siempre es interesante leer de experiencias negativas también. Tengo un amiga que viaja usando Workaway y HelpX desde 2008 y la mayoría de sus experiencias fueron positivas (pasó mucho tiempo en el este de Europa y en Latinoamérica). Siempre he pensado en combinar Workaway con mis clases de idiomas pero tengo miedo de acabar en un lugar con una conexión de internet tan mala que no puedo trabajar.

    1. Gracias a ti por leernos. Nos gusta escribir nuestras experiencias, sean buenas o malas, ya que mucha gente solo cuenta lo bueno de viajar y no siempre es tan maravilloso.
      Entiendo perfectamente tu miedo con la conexión a Internet y lo comparto. Yo también soy profesor y muchas veces he pensado en seguir dando clases online durante el viaje pero muchas veces me resultaría imposible. Sin ir más lejos, mañana nos vamos una semana a las islas Togean (Indonesia) y allí no hay ni Internet ni cobertura de telefonía móvil.
      Espero que sigas nuestras aventuras y que las comentes.
      Un saludo.

  6. Hey guys, this was great to read! Thanks. I am looking to post as a ‘Host’ and look for some assistance with our massage/cooking school business here in Dawei. What things would you like to hear or know about if you were considering volunteering in Dawei?

    1. Hey Amber! So the project is on the go, we’re so happy for you!!

      As far as workaway is concerned, I think it’s really good if you know what you expect from the volunteers. From our point of view knowing what’s expected from us (what kind of jobs we’re supposed to do, in what timeframe, etc.) is one of the key points. Another issue would be the accommodation and food – what is included and what conditions?
      It’s also good to specify what kind of skills you’re looking for.

      I am sure you will be great hosts. Let us know when you’re available, who knows, maybe you’ll have us one day? 😀

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba
Translate »