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Un mes en Leh

Después del largo camino hasta Leh estábamos cansados y, sobre todo, hambrientos; así que la prioridad era la comida y para eso nos metimos en el primer restaurante que nos encontramos. Con el estómago lleno me fui en busca de alojamiento mientras Kasia se quedó cuidando nuestras mochilas. Kasia tenía marcados algunos guesthouses y fui preguntando sin mucho éxito en los que me encontré por el camino hasta llegar al último de la lista, en el que no había nadie pero en la puerta de al lado estaba escrito Charu Guest House y entré. Un pequeño patio rodeado de árboles y flores; todo limpio al igual que la espaciosa y nueva habitación… Había encontrado nuestro oasis.

El Charu Guest House es llevado por un matrimonio con una hija de diez años, desde el primer momento nos sentimos como en casa. La mujer, siempre con una sonrisa, nos traía té en su mejor vajilla o un plato con fruta cortada. El marido que es policía en Srinagar estaba de vacaciones y, asombrados, observábamos como ayudaba en casa fregando los platos, haciendo la colada o jugando con su hija. Siempre se les veía alegres y nos contagiaron su alegría.

Durante los primeros días nos pateamos la ciudad vacía de turistas ya que la carretera desde Manali aún estaba cerrada, creo que eramos apenas veinte turistas en toda la ciudad. En ese tiempo ya teníamos nuestra frutería donde el dueño nos saludaba, un lugar donde comprábamos queso fresco de una familia que lo producía allí mismo y nuestros restaurantes ya fueran para comida tibetana, pizza o un buen café y un trozo de tarta.

El cumpleaños de Buda

La estupa Shanti es la más importante de la ciudad, aunque por todas partes puedes encontrar otras estupas de menor tamaño, junto con el Palacio real y las ruinas de un antiguo fuerte forman las «atracciones» de la ciudad.

Cuando por fin nos decidimos a visitar alguna de ellas (el Palacio y el fuerte que se encuentra cerca) nos encontramos con decenas de personas que iban en una dirección y decidimos seguirlas hasta acabar en el campo de polo (un descampado) donde había una gran celebración… era el cumpleaños de Buda. Había cientos de personas entre monjes, escolares y público de todas las edades, los mayores vestidos a la manera tradicional con molinillos de oración en las manos, los jóvenes vestidos a su aire con el smartphone en la mano y los niños corriendo con sus helados.

Vinieron estudiantes de las escuelas cercanas con autobuses decorados para la ocasión. Había un puesto para donar sangre, una obra de teatro (suponemos que sobre la vida de Buda) y comida para los monjes, los estudiantes (para llegar a ser monjes) y esperamos que para los pobres. Por supuesto nos olvidamos de todo y nos dedicamos a observar todo lo que pasaba a nuestro alrededor y a tomar fotografías.

Al volver al guesthouse, la mujer estaba en el patio preparando la comida y allá directa fue Kasia a ayudarla. Nos invitaron a su casa y nos obligaron a comer dos platos (cada uno) del delicioso guiso al que Kasia ayudó a preparar.

Otro trekking frustrado

Decidimos hacer un trekking de cinco o seis días por Markha Valley, fuimos en autobús hasta Chilling y cruzamos un rio en una canasta accionada a base de nuestros brazos y empezamos a caminar. Habían pequeños deslizamientos de tierra, luego dos o tres de un par de metros que pudimos sortear pero, al cabo de una hora y media de camino, llegamos a un deslizamiento de más de cincuenta metros que caía hasta el río, imposible cruzarlo sin precipitarse hasta abajo seguidos por toneladas de tierra y piedras.

Nosotros nunca nos retiramos, así que dimos media vuelta y seguimos avanzando pensando que nos llevaría un par de días llegar hasta la carretera que lleva hasta Leh (a Chilling hay dos autobuses a la semana). Después de unos diez kilómetros vimos un Pick-up cargado con balsas de rafting y les preguntamos si podían llevarnos hasta Leh a lo que respondieron que si pero había un pequeño problema… pertenecían a una nueva agencia y habían venido a evaluar el nivel de dificultad de algunos tramos por lo que el coche iría siguiendo a las balsas por el rio durante un par de horas. Les dijimos que sin problema, teníamos tiempo de sobra.

Viajamos en la parte trasera del Pick-up hasta el punto de recogida y entonces apareció el dueño de la agencia que nos llevó en su coche hasta la base donde guardan todo el equipo, nos invitó a un té y mantuvimos una interesante conversación durante más de una hora donde nos contó, entre otras cosas, que Ladakh era diferente debido a que gran parte del año el acceso por carretera es imposible pero que las nuevas generaciones dejaban de lado las tradiciones y la religión budista. Nos comentó (al igual que nuestros caseros) que prefieren el turismo extranjero pero que en los últimos años hay más turismo nacional con muchas exigencias (más canales de TV por cable, A/C, calefacción…) ya que muchos de ellos se encierran en grupos en la habitación y se quedan viendo la caja tonta, son muy sucios y ruidosos. Por el contrario el turista extranjero viene a admirar las montañas que nos rodean y a disfrutar de la naturaleza. Cada día se construyen más y más hoteles de “alta” categoría para alojar a los innumerables hindúes que acuden a Ladakh; bueno porque son puestos de trabajo y más dinero para Leh y malo porque la ciudad está perdiendo su identidad y el dinero que entra va a los bolsillos de las personas que ya tienen dinero y no a la gente local que tiene pequeños guesthouses como el nuestro con tan sólo dos habitaciones.

Nos llevó hasta Leh, nos dio muchos consejos sobre qué ver en Ladakh y nos dio su tarjeta por si necesitábamos algo. Nos despedimos pensando que los Himalayas están en contra de nuestros trekkings pero que habíamos tenido mucha suerte conociendo a unas personas con las que poder conversar sobre muchos aspectos de Ladakh que no podríamos haber averiguado de otro modo.

Al volver al guesthouse el mismo día, y no una semana más tarde como teníamos previsto, fuimos recibidos con una sonrisa, té con pastas y una habitación impecable con sábanas y toallas limpias.

El rincón práctico

  • La oficina de información turística de Leh es muy útil pero asegúrate de que te atiende una de las mujeres porque, a veces, hay un hombre que dice a todo que si aunque no tenga ni idea de lo que le preguntas.

  • El autobús a Chilling para hacer el trekking por Markha Valley sale sólo los miércoles y los domingos y cuesta 110 rupias (en información turística te lo podrán confirmar)

  • Para la zona de Nubra y Pangong se necesita un permiso que sólo pueden tramitar las agencias pero es mejor preguntar antes en información turística sobre las tarifas para que la agencia no se lleve un buen pellizco de comisión.

  • Puedes encontrar buena comida, una buena máquina de café y tartas caseras a buen precio en el restaurante Yum-Yum situado en un patio entre las calles Old Fort Road y Zangsti Road.

  • Una gran selección de comida de muchos estilos y Wi-Fi (cuando hay Internet en la ciudad) en Happy World en el cruce de Zangsti Road con Fort Road.

  • Tenzin Tibetan Pure Vegetarian en Fort Road: comida casera tibetana en el pequeño restaurante llevado por un matrimonio que hacen incluso sus propios noodles.

Próximamente en tu pantalla

En total estuvimos casi un mes en Leh. Alquilamos una motocicleta Royal Enfield para recorrer el valle de Nubra cruzando el paso de Kardung La a 5360 metros de altitud, fuimos al Lago Pangong situado a 4200 metros de altitud y muchas cosas más que os contaré en los próximos días.

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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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