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Lo mejor del house-sitting

Tener tu propio espacio. Tener una casa, un apartamento, un piso. Al lado de la playa, en el mismo centro o alejado de todo y de todos. Miles de opciones y, además gratis. Ni siquiera tienes que pagar los gastos de electricidad, gas, agua, ni ningún tipo de impuesto. Así piensa mucha gente que es el house-sitting pero están equivocados.

¿Qué es house-sitting?

Imagina que te vas de vacaciones y no quieres dejar tu casa vacía porque no tienes alarma, tienes plantas que cuidar o animales. Pueden ser de cualquier tipo. Cada persona tiene la mascota que le gusta: arañas, tarántulas, iguanas, pájaros o los comunes perros y gatos. Ahora imagina que tus amigos o familiares no pueden (o no quieren) hacerse cargo de esos cuidados… ¿qué puedes hacer? Cancelar tus vacaciones de por vida. No, no me parece una opción aceptable y, supongo, que a nadie se lo parecerá. La solución son las empresas que se dedican al house-sitting.

El servicio que prestan es muy simple: mandan a alguien a vivir en tu casa mientras tú disfrutas de tus merecidas vacaciones. Esa persona cuidará de la casa, el jardín, los animales… Evidentemente estos servicios cuestan dinero aunque no mucho, ni siquiera aquí en Australia. Tú pagarás a la empresa y ella te asignará a una persona o pareja que irán a tu casa antes para poder conoceros mutuamente antes de que ambas partes aceptéis.

Hay muchas empresas dedicadas a este negocio y, por supuesto, no todas seleccionan bien a sus cuidadores. Te aconsejo que si necesitas los servicios de una de estas empresas, te informes muy bien sobre ella, busques opiniones en Internet y preguntes todas tus dudas a la persona encargada. Si tienes alguna duda sobre la gente que se quedará en tu casa, recházala. La empresa debería tener más de una opción que ofrecerte.

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¿House-sitting es una casa gratis?

¡Bien! Tenemos casa gratis. Desgraciadamente así piensa mucha gente. Al igual que sucede con Couchsurfing, muchos solo ven en estas oportunidades, un lugar donde dormir gratis. Nada más lejos de la realidad.

La finalidad del Couchsurfing es conocer gente diferente, conocer a locales que pueden enseñarte la cultura, gastronomía y los lugares escondidos de su ciudad. Couchsurfing es compartir experiencias. Para nosotros, no sería la primera vez que nos gastamos más dinero estando de Couchsurfing que si hubiéramos pagado por un hostal. A veces hemos conectado tan bien con la persona que nos ha acogido en su hogar que entre salir a tomar algo o comprar un par de botellas de vino o comprar productos para hacer una cena española o polaca nos ha destrozado el presupuesto diario (o mensual). Pero para eso salimos de viaje: para conocer gente diferente e intentar aprender algo de su cultura.

Volviendo al house-sitting: ¿es gratis? En nuestro caso, sí. Trabajamos (por así decirlo) para una pequeña empresa propiedad de una mujer y solo hemos pagado una fianza que, si seguimos las normas y no hacemos nada malo ni fuera de lugar, nos devolverá cuando terminemos nuestra colaboración. Ahora llega el problema… ¿qué es algo malo o fuera de lugar?

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Una casa preciosa en Freemantle

Hacer house-sitting no es tener una casa gratis, no estás en un hostal donde puedes hacer lo que quieras y luego viene alguien a limpiar o a arreglar tus estropicios. Si haces house-sitting, tendrás responsabilidades. Tendrás que cuidar de la casa y dejarla tal y como estaba cuando llegaste y eso implica limpiar (por experiencia sé que algunas personas no son especialmente limpias y ordenadas cuando no están en su propia casa). Tendrás que lavar la ropa de cama y las toallas antes de irte, limpiar la cocina, el horno, el frigorífico y todo de lo que hayas hecho uso. Tendrás que dar de comer y beber a los animales a tu cargo, cepillarlos si es necesario, pasearlos a las mismas horas a las que están acostumbrados, tendrás que amoldarte a todas las rutinas que el animal tenga. Te pueden tocar animales enfermos o mayores que requerirán cuidados especiales. En una ocasión cuidamos de una perrita mayor y enferma que teníamos que llevar todos los días en un carrito hasta la playa para que diera su paseo y soportar las miradas y las risas de la gente que nos veía paseando a un perro como si fuera un niño.

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A pesar de todo esto y muchas otras cosas que te pueda tocar hacer, el house-sitting merece la pena porque sí, tendrás una casa para ti y gratis si hablamos solo del dinero. Es posible que tengas un jardín precioso en el que tomarte tu café por la mañana o una piscina o estés a un paso de la playa o Internet rápido e ilimitado o Netflix pero nada de esto ni de lo equipada que esté la casa es lo mejor de hacer house-sitting. 

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Lo mejor del house-sitting

Lo mejor del house-sitting es que tienes animales. Si no te gustan los animales, por favor te ruego que nunca se te pase por la cabeza el house-sitting. A lo largo de más de dos años no hemos tenido un hogar, un lugar fijo donde guardar nuestras pertenencias, donde deshacer las mochilas, un lugar donde tener animales y eso es lo que nos da el house-sitting. Tener perros o gatos que dependen de nosotros, que nos miran con cariño, que se acercan en busca de caricias. Es algo que no se puede explicar a alguien que no haya tenido un animal en casa.

Lo mejor es jugar con dos gatas la primera noche aunque su dueña nos dijo que cuando vienen extraños a casa es imposible verlas. Lo mejor es cuando las gatas maúllan delante de la puerta de nuestra habitación porque quieren caricias o dormir en la cama con nosotros.

Lo mejor es tener a dos golden retriver siguiéndote por toda la casa con su juguete favorito en la boca, ofreciéndotelo para que juegues con ellas. Lo mejor es tener que buscar cada mañana las zapatillas porque una de ellas te las ha escondido por la noche. Lo mejor es cuando a las cinco y media de la mañana te despierta un hocico respirando a pocos centímetros de tu cara porque la dueña de ese hocico quiere que le abras la puerta del jardín.

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Lo mejor es cuando un border collie y una kelpie te siguen, pelota en boca, y te arrastran hasta el jardín para jugar hasta caer rendidos (nosotros, no ellos). Lo mejor es cuando se tumban literalmente encima de ti para recibir sus dosis de caricias y acaban durmiéndose.

Lo mejor es poder volver a sentir ese amor incondicional que solo los animales están dispuestos a ofrecer a cambio de nada.      

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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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