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Kanazawa

Kanazawa, la segunda Kioto

Habíamos leído que Kanazawa, aunque se le llama la segunda Kioto, es una ciudad pequeña, tan solo medio millón de personas. Y así es para los estándares japoneses. Aún en el autobús que nos llevó allí nos sorprendió lo que veíamos a través de las ventanas. Grandes avenidas, centros comerciales y muchas tiendas de marcas internacionales. Nos esperábamos algo como Takayama pero no era así.

Al bajar del autobús y caminando en busca de nuestro hostal por la zona de Korinbo recorrimos una larga y ancha calle peatonal llena de tiendas de ropa, peluquerías modernas que parecen laboratorios de experimentación molecular y cafeterías al estilo occidental. La música sonaba por altavoces colocados a lo largo de la calle y los jóvenes vestidos a alguna de las últimas modas paseaban, montaban en bicicleta o en skateboard. Algunas tiendas de ropa de segunda mano made in USA (¿?) y otras con carísimo equipamiento de montaña completaban la escena que contemplábamos.

Kanazawa, la segunda Kioto

A Kanazawa se le llama la segunda Kioto. Desgraciadamente no conozco Kioto pero sé cuáles son las similitudes. Las dos ciudades fueron duramente bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial y, a pesar de ello, las dos mantienen intactas muchos templos y barrios tradicionales. 

Kanazawa es conocida en todo Japón por ser la ciudad que más vivas mantiene las tradiciones. Aún se conservan la mayoría de las casas de madera que han sobrevivido, a lo largo del tiempo, a incendios y guerras. Barrios de geishas con sus salones de té donde (previo pago de un alto precio) aún se puede disfrutar de todos los servicios que ofrecen estas mujeres. Barrios samuráis donde aún se conservan las casas donde vivían estos famosos guerreros. Templos, el Castillo de Kanazawa y uno de los jardines más bonitos de todo el país: Kenroku-en.

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Teramachi Temple Area 

Teníamos dos días completos para dedicarle a la ciudad y los provechamos bien. Empezamos temprano con Teramachi Temple Area, un distrito lleno (evidentemente) de templos incluido el famoso Templo Myōryū-ji, más conocido como el Templo Ninja. Si quieres visitarlo tienes que llamar antes al 076-241-0888 y reservar una de las visitas guiadas. En algunos lugares he leído que las visitas son solo en japonés y, en otros, que también están disponibles en inglés. Nosotros no lo visitamos ya que los 1000 yenes por persona (más de 8 euros) de la entrada se salían mucho de nuestro presupuesto. Aunque era temprano, no esperábamos estar solos visitando templos. Todo el ambiente de paz y tranquilidad en exclusiva para nuestros sentidos. Decenas de templos, cementerios con antiguas sepulturas cubiertas de musgo y vistas al río en este oasis en mitad de la ciudad.

Nishichaya, el barrio de geishas

Hay tres barrios de geishas en Kanazawa. El más grande y popular Higashichaya, los más pequeños Kazuechaya y Nishichaya, el más cercano a donde estábamos. Llamarlo barrio es demasiado, es más bien una calle con casas tradicionales de té escondidas en viejas casas de madera. Si quieres ver geishas es mejor ir por la tarde cuando van camino del trabajo; desgraciadamente para nosotros eran las 10 de la mañana. A pesar de la temprana hora, fue muy agradable pasear y observar las fachadas de las casas que albergan los salones de té aún cerrados. Sentarse en un banco en la pequeña plaza y dejar que el sol nos calentara un poco mientras comíamos algo.

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Naga-machi Buke Yasiki, el barrio de los samuráis

En esta zona de nombre tan fácil de recordar fue donde vivían los samuráis de rango medio-alto desde finales del siglo XVI hasta mediados del XIX. Afortunadamente las construcciones de madera se salvaron de los incendios y aún se pueden apreciar en todo su “esplendor”. Aquí ya nos encontramos con numerosos grupos de turistas haciendo cola para visitar alguna de las casas abiertas al público (Nomura-Ke y Takada) o paseando por los callejones de paredes de adobe.

Nosotros nos conformamos (debido a nuestro presupuesto) con pasear por los callejones y ver las construcciones desde fuera. En uno de los callejones encontramos una tienda de porcelana donde venden todo lo que puedas imaginar a unos precios que tampoco podrás imaginar. Afortunadamente para ti, también tienen algunas piezas más asequibles si quieres llevarte algún pequeño recuerdo a casa. Evidentemente nosotros no compramos nada debido a la corta supervivencia que le esperaba en nuestras mochilas.

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Jardines Kenroku-en, lo mejor de Kanazawa 

Por una vez coincido con lo que todos dicen, Kenroku-en es el “highlight”, el “must see”, la atracción principal de Kanazawa.

Kenroku-en significa Jardín de las seis magnificencias. Hace referencia a la técnica china de diseño de jardines donde tienen que confluir el espacio y el aislamiento, lo artificial y lo auténtico, la abundancia de agua y las amplias vistas.

Más que un jardín es un parque enorme (más de 12 hectáreas). La entrada cuesta 310 yenes (2,5 euros) y merece la pena. Caminando por Kenroku-en es fácil perder la noción del tiempo pero te aconsejo que te dejes el reloj en casa para disfrutarlo como se merece. A pesar de ser un lugar obligatorio para los turistas y locales, el ambiente es tranquilo y acogedor. Incluso estando situado en el centro de la ciudad, es tan apacible que te parecerá haber regresado al pasado. Desde algunos puntos, entre los árboles, se puede divisar el Castillo de Kanazawa. 

Arroyos fluyendo, pequeñas cascadas, estanques llenos de carpas de colores, puentes, pagodas, cientos de árboles además de los omnipresentes cerezos. Los jardines Kenroku-en presumen de que pueden visitarse en cualquier época del año. En primavera, verano y otoño siempre habrá alguno de los más de 50 tipos de flores; en invierno y gracias a las cuerdas en forma de paraguas (yukitsuri) que protegen las ramas de los árboles del peso de la nieve haciendo que parezcan bailarinas también se puede disfrutar del tranquilo ambiente del parque. Solo los japoneses pueden inventar métodos para disfrutar de sus ornamentados jardines incluso en invierno.

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Antiguamente los jardines formaban parte del Castillo de Kanazawa, de hecho la fuente más antigua del país, la fuente Funsui se encuentra en los jardines y aún en pleno funcionamiento no como el castillo. Desde los jardines solo hay que cruzar un puente para entrar al castillo pero un incendio en 1881 arrasó prácticamente todo el castillo a excepción de la puerta Ishikawa-mon. Quizás en algunos años los trabajos de restauración concluyan para poder exponer todo el esplendor que una vez tuvo el Castillo de Kanazawa.

De regreso al hostal visitamos el tranquilo (y sin turistas) Templo de Omaya con sus puentes sobre estanques rebosantes de carpas y sus cerezos en flor y el famoso mercado Omicho que nos decepcionó. Más turistas que locales. Nos hubiera gustado encontrar un mercado más local para perdernos y empaparnos de la vida cotidiana de esta ciudad pero no lo encontramos… también hay que decir que tampoco buscamos mucho.

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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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