Ruta por el interior de Bali (1) Alrededores de Ubud

No me gusta Ubud. Ya está. He soltado la bomba.

La fama ha podido con él. No se puede pasear por sus calles sin rechazar los servicios de taxi. No se puede pasear por en mercado sin rechazar las ofertas para comprar sarongs, pulseras, collares o tallas de madera. Restaurantes, cafés, excursiones… no se puede. Lo único positivo es que no insisten. Sí, así como lo lees. Cada persona que te ofrece algo, lo hace una vez. Con una sonrisa y un amable “no, thanks” se acaba la posible transacción comercial.

Por supuesto estoy hablando de la ciudad de Ubud porque los alrededores son otra historia. Pequeños pueblos rodeados de campos de arroz en su mayoría. Palmeras repletas de cocos, plátanos, papayas, jackfruits, mangos y otros árboles tropicales completan los huecos del paisaje. Al cruzar estos pueblos no veo cafeterías, estudios de tatuaje ni restaurantes donde comer pizza, hamburguesas, tacos, sushi. Aunque también se ven los omnipresentes supermercados (Indomaret y Alfamart), yo veo pequeñas tiendas, warungs locales, mesas delante de algunas casas donde venden comida preparada por ellos mismos o los productos de sus huertos. Veo decenas de templos donde no hay que pagar ninguna entrada y donde al pasear por ellos recibo saludos y sonrisas. Veo como transcurre la vida en Bali. A su ritmo. Sin prisas. Sin otro objetivo que dejar pasar las horas hasta el siguiente día. Como nosotros, como nuestro viaje.

Afortunadamente habíamos reservado habitación en un pequeño guesthouse en Kemenuh. Tres habitaciones y una villa alrededor de un jardín con piscina a unos veinte minutos en scooter del centro de Ubud. Solo veo campos inundados de arroz incluso desde nuestra ducha abierta. Pasamos la mayor parte del tiempo allí, relajándonos en la piscina y comiendo satay de pollo o arroz con tofu, verduras y salsa de cacahuete que comprábamos de unos puestos montados sobre motos que se pasean por el pueblo a la hora de cenar.

Alrededores de Ubud

Si eres nuestro lector asiduo, ya sabes que nos gusta ir donde no van todos, preferimos ver algo que no esté explotado por el turismo de masas pero, a veces, el poder de atracción de alguno de estos lugares nos atrapa. Así fue como fuimos (e iremos) a algunos templos famosos de Bali, la Isla de los Dioses.

Visitamos el conocido y turístico Pura Ulun Danu Beratan. Fue una gran decepción. No porque sea caro ni porque sea turístico. Sabía a lo que íbamos pero pensaba que, además de las dos construcciones en el lago que puedes ver en cualquier imagen de Internet, había algo más. Al fin y al cabo es uno de los templos principales de la isla, pero no. Después de ver la atracción, dimos un paseo por unos jardines muy bien cuidados y seguimos camino hacia Jatiluwih Rice Fields de las que tratará el siguiente post. Tendrás que esperar un poco.

También hicimos una rápida visita a Pura Gunung Kawi. También turístico pero más interesante que el anterior. Diez grandes esculturas talladas dentro de nichos en las paredes del acantilado. Los balineses lo llaman el Templo de los Dioses. Tómate tu tiempo para contemplar las figuras con solo el sonido del fluir de las aguas del río Pakerisan.

Lo malo no es bajar las escaleras que llevan hasta allí sino saber que te tocará subirlas a la hora de volver; disfrutando del sol y la humedad característica de estas tierras. Aún así, te recomiendo que te armes de valor (y agua) y lo visites para opinar por ti mismo.

Pura Tirta Empul

No podía faltar. Kasia me hubiera matado si me hubiera negado a llevarla (ella no conduce scooter). Cada balinés practicante del hinduismo (más del 90%) pasa por este templo por lo menos una vez en su vida. Sus aguas son consideradas sagradas. Nos acercamos una tarde que estábamos cerca y nos asustamos ante la cantidad de personas que pululaban por la zona de aparcamiento. No puedo imaginar como sería el interior. Al día siguiente madrugamos y estuvimos a las puertas de Pura Tirta Empul antes de las siete de la mañana. Sin turistas. Sin blancos bañándose y rezando a un dios que no es el suyo (algún día hablaré de la fascinación que tienen los blancos con el hinduismo y el budismo). Solo observamos a unas decenas de personas haciendo sus ofrendas, rezando y purificándose en las aguas sagradas. Más allá de las piscinas paseamos por otra parte del templo donde muchas personas oraban dirigidas por un hombre con micrófono en mano. Ofrendas y más ofrendas. Torres echas de fruta. Tartas. Bizcochos. Flores. Y la monotonía de la multitud rezando y agitando en sus manos unas pequeñas campanillas.

Antes de las nueve de la mañana estábamos de regreso en nuestro guesthouse disfrutando de nuestro desayuno al que siguió un baño en la piscina.

The following two tabs change content below.

• Bio
• Latest Posts

Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

Latest posts by Víctor (see all)

• Cataratas en Islandia - 02/09/2020
• Íslendingabók (el libro de los islandeses) y por qué no me hago la prueba de ADN - 10/08/2020
• Descubriendo Plovdiv - 06/07/2020