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7 pasos para que tu paso por Dubai sea una pesadilla

Dubai, uno de los aeropuertos internacionales más importantes de Asia o incluso del mundo… pero hay que excluir la Terminal 2. Allí tuvimos que pasar veinte horas antes de nuestro vuelo a Katmandú; veinte horas de peleas, frustraciones, empujones y consumismo en estado puro.

Paso 1: Preparación

Por supuesto antes de volar desde Qeshm, Kasia buscó toda la información en Internet sobre el aeropuerto donde pensábamos pasar la noche y descubrió que en la T2 no hay consignas para dejar las mochilas pero hay autobuses hasta la T1 donde sí las hay. ¡Estupendo! Nuestro plan era llegar, ir en autobús a la T1, dejar las mochilas, irnos a ver algo de la ciudad, cenar y regresar al aeropuerto a dormir hasta la salida de nuestro vuelo.

Paso 2: Llegada

No todos los días unos «blancos» llegan a Dubai desde Irán. Así que nos hicieron enseñar todo el equipaje de mano, tuvimos que pasar las mochilas por rayos, nos controlaron con lupa los pasaportes, nos preguntaron por cada sello que hay en ellos, además las preguntas estúpidas típicas en los controles de los aeropuertos. El problema es que nos hicieron lo mismo en tres controles diferentes, mientras veíamos al resto de la gente que salía sin que les retuvieran.

Cuando todo terminó y nos relajamos un poco, intentamos entender lo ocurrido y nos dijimos que todo eso es por lo que ellos pasan cuando llegan a un aeropuerto europeo o estadounidense.

Paso 3: Intento de salida del aeropuerto

Después de seguir todas las indicaciones y pasar por los controles salimos de la zona de tránsito y pisamos suelo dubaití, preguntamos en el mostrador de información del aeropuerto cómo llegar a la T1 y para nuestra sorpresa nos dicen que tenemos que pillar un taxi por unos diez euros. Le explicamos que en la página web oficial del aeropuerto pone que hay transporte entre las diferentes terminales y nos contestan que para eso hay que estar en la zona de tránsito y, después de mucho protestar y ponernos nerviosos, añaden que tienes que tener un vuelo con escala allí para disponer del transporte entre terminales. Les gritamos que no hay ninguna información sobre eso por ningún sitio y ellos, tan tranquilos, nos sueltan que teníamos que haber preguntado a una de los cientos de personas que pululan por el aeropuerto con una camiseta que pone: May I help you?

Les pedimos que avisen a algún superior para resolver la situación y nos mandan a otra parte de la terminal donde, por supuesto, tenemos que ir andando por fuera del edificio (con las agradables temperaturas de la ciudad) y volver a entrar por otra puerta.

Paso 4: Salida de la T2 conseguida

Al llegar al mostrador de Fly Dubai, nos dicen que ellos sólo venden o ayudan con el check-in y nos mandan a otro mostrador donde empieza la siguiente lucha con un capullo prepotente que nos dice lo mismo que en el primer lugar y se empeña en que está bien claro en la web. Le reto a que nos enseñe esa información en alguno de los ordenadores que tiene a su disposición y que si es cierta, le pediré disculpas y seguiré mi camino. El capullo se niega y ni siquiera lo intenta pero gracias a que estamos montando un espectáculo desagradable en mitad del aeropuerto, conseguimos que llame a un superior que aparece en cuestión de pocos minutos.

Tranquilamente le explicamos toda la situación y lo primero que hace es pedirnos disculpas por la situación y por el trato recibido, después pide al capullo que lo compruebe en la página web y efectivamente no estábamos equivocados. Le preguntamos que cómo es posible que en un aeropuerto internacional no haya transporte público entre terminales y sorprendido nos dice que hay un autobús de línea que para justo delante de donde nos encontramos y nos señala donde comprar las tarjetas de transporte que necesitaremos para ese autobús y para el metro que nos llevará hasta la ciudad. Indignados con las seis o siete personas con las que habíamos hablado y que no nos mencionaron esa posibilidad y agradecidos con el responsable que nos ayudó finalmente, abandonamos la T2.

Paso 5: Llegada y salida de la T1

Compramos las tarjetas y fuimos a la T1 donde a falta de indicaciones de ninguna clase tuvimos que preguntar a uno de los de May I help you? por la consigna de equipajes, nos señaló la dirección y seguimos buscando hasta que nos dimos cuenta de que la consigna es el mismo lugar que la oficina de reclamaciones por la pérdida de equipajes. También nos dimos cuenta de que era mejor pasar la noche en la moderna y más espaciosa T1 en lugar de la pequeña T2. Tendríamos tiempo de sobra para ir ya que nuestro vuelo salía a mediodía.

Aunque perdimos casi tres horas y empezaba a oscurecer, nos empeñamos en ir a la ciudad.

Paso 6: Un paseo por el Templo del Consumismo

A veces somos un poco idiotas. Teniendo en cuenta que no nos gustan los centros comerciales, que incluso en Varsovia los evitamos a toda costa; tuvimos la genial idea de ir al centro comercial más grande del mundo.

Ya al bajar del metro tienes que andar por larguísimas galerías de tiendas antes de llegar a las puertas de la Mecca del Shopping intentando esquivar a las miles de personas que van admirando todo lo que está en venta a su alrededor en lugar de mirar por donde caminan. Una vez traspasadas las puertas te asalta un ligero olor a humanidad porque por mucho aire acondicionado y filtros para renovar el aire, la multitud es tan grande que es imposible eliminar la sensación de aire cerrado. Buscamos un supermercado donde comprar algo para comer al día siguiente y cenamos hamburguesas de fast-food. Por una de las salidas del centro comercial hacen un espectáculo irrepetible y único (cada media hora). Puedes disfrutar de música, chorros de agua y luces con el Burj Khalifa (el edificio más alto del mundo de fondo) junto con otros miles de turistas. Nosotros nos fuimos unos segundos antes de que acabara para no toparnos con otras mil personas que salían para ver la siguiente función. Con dolor de cabeza de llevar todo el día en espacios cerrados volvimos en metro a otro: la T1.

Paso 7: Noche de cafetería

Pasamos a por nuestras mochilas y buscamos una cafetería para tomar algo, trabajar un poco con los ordenadores y hacer tiempo hasta que nos entrara sueño. Aunque parezca imposible, en un aeropuerto internacional como el de Dubai el uso de Internet está restringido a una hora; más otra hora que nos dieron en la cafetería. Al pasar ese tiempo, me hice el tonto y fui a preguntar a la cajera por qué no había Internet y ella, disimuladamente, me dio un puñado de papelitos con contraseñas de una hora de duración cada una. Como teníamos más de diez horas de conexión bastante rápida y en Irán apenas pudimos hacer nada en la web entre las restricciones y la baja velocidad; aprovechamos todas y cada una de las horas de conexión hasta casi las tres de la madrugada.

A las tres buscamos donde dormir y descansamos unas cuantas horas antes de volver por la mañana a nuestra odiada T2. Desde allí volamos, por fin, a nuestro siguiente destino cerca del techo del mundo: Katmandú.

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Víctor

Atípico español, que no aguanta los toros, el fútbol, el flamenco y el calor. Le encanta el invierno y la cerveza fría. Profesor de español de vocación. Un cabezota que siempre tiene su opinión. Manitas comparable a MacGyver, con cinta, cuerda y un cuchillo arregla casi todo y con pegamento, todo. Cuando coge un libro, el mundo no existe. Bueno, lo mismo pasa si se pone a acariciar a perros y gatos. Se levanta y se despierta al mismo tiempo. Vamos, un tipo majo 😀

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